El bien, el mal y la literatura


No puedo estar menos de acuerdo con esta concepción del arte de Philip Roth. La cita es larga pero vale la pena leerla entera para seguir su racionamiento. Está tomada de un artículo recogido en Lecturas de mi mismo, que he comentado hace unos días. Si tienen un poco de paciencia, descubrirán por qué libros que podrían ser excelentes sólo se quedan en buenas piezas técnicas.

«Es dificil si no imposible explicar a algunas de las personas que han afirmado haber notado mis dientes al hundirse en sus carnes, que en muchos casos no les he mordido en absoluto. No siempre, pero sí con frecuencia, lo que los lectores han tomado como mi desaprobacion de la manera de vivir de los judíos parece estar más relacionado con su propia perspectiva moral que con la que me adjudican: en ocasiones ven perversidad donde yo veo energía o valor o espontaneidad; les avergüenzan cosas de las que yo no veo motivo alguno para estar avergonzado y se ponen a la defensiva cuando yo no veo ninguna causa para la defensa.Con frecuencia no solo me parece que tienen unas ideas estrechas e insostenibles del bien y del mal, sino que al considerar las obras literarias como ellos lo hacen (desde el ángulo de la «aprobación» y la «desaprobación» de los judíos, las actitudes «positivas» y «negativas» hacia la vida judía), probablemente no ven de qué trata realmente la narración.Pondré un ejemplo. Mi relato «Epstein» trata de un hombre de sesenta años que tiene una relación adúltera con una mujer que vive al otro lado de la calle. Al final, la familia de Epstein, que es el protagonista descubre el asunto y el hombre sufre un ataque a causa del agotamiento, el deterioro y la decepción, todo aquello contra lo que se había propuesto luchar por última vez. Se que hay lectores judios que no pueden imaginarse por que consideré necesario contar este relato acerca de un judío: ¿es qué los demás no cometen adulterio? ¿Por qué hay que retratar a un judío que engaña?Pero el adulterio es algo más que engaño. En primer lugar, está el mismo adúltero. Pese a que algunas personas puedan considerarle nada más que un tramposo, normalmente él se considera algo más. Y en términos generales, lo que atrae a la mayor de de los lectores y escritores a la literatura es ese «algo más», todo cuanto está más allá de la simple categorización moral. No pretendo escribir el relato de un adúltero para dejar claro que nos ta asiste toda la razón si desaprobamos el acto y el hombre nos decepciona. No se escriben obras de ficción para afirmar los principios y las creencias que todo el mundo parece sustentar, como diampoco es un intento de garantizar la corrección de nuestros sentimientos. En realidad, el mundo de la ficción nos libera de las restricciones a las que la sociedad somete el sentimiento; una de las grandezas del arte es que permite tanto al escritor como al lector reaccionar a la experiencia de maneras que no siempre son accesibles en la conducta diaria; o bien, si son accesibles, no son posibles o razonables o legales o aconsejables o ni siquiera necesarias para la tarea de vivir. Incluso es posible que no sepamos que tenemos semejante gama de sentimientos y reacciones hasta haber entrado en contacto con la obra de ficción. Esto no significa que tanto el lector como el escritor ya no emitan juicios sobre la acción humana. Más bien juzgamos en un nivel diferente de nuestro ser, pues no solo juzgamos con la ayuda de nuevos sentimientos sino también sin la necesidad de tener que actuar en consonancia con nuestro juicio. Dejando por un momento de ser ciudadanos rectos, penetramos en otra capa de conciencia. Y esta expansión de la conciencia moral, esta exploración de la fantasía moral, tiene un valor considerable para el hombre y la sociedad.»

Autor: Javier Cercas Rueda

En 1965 nací en Sevilla, donde he vivido casi treinta años con un pequeño paréntesis de cuatro en Jerez. En 1994 me trasladé a Granada, donde sigo desde entonces. Estudié Economía general, he vivido once años de mi vida en Colegios Mayores, y desde 1995 hago crítica de libros y he mantenido diferentes relaciones con el mundo de la comunicación. Entre las cosas que me hacen más feliz están mi familia, mis amigos, los libros que he leído y haber subido en bici el Galibier. AVISO IMPORTANTE Conviene volver a recordar que el autor de estas entradas, Francisco Javier Cercas Rueda (Sevilla, 1965), que firma sus escritos como Javier Cercas Rueda (en la foto a la derecha) y José Javier Cercas Mena (Ibahernando, Cáceres, 1962), que firma los suyos (como Soldados de Salamina) como Javier Cercas, somos dos personas distintas.

15 opiniones en “El bien, el mal y la literatura”

  1. Pues aunque sea un poco tarde, yo no estoy muy de acuerdo con Roth, aunque no sé si mi opinión coincide con la de Javier.

    Siendo importante lo formal, lo estético, a mí los libros que más me han hecho disfrutar son aquellos que entiendo, que comprendo y que me transmiten emociones.

    Por poner un ejemplo, hay libros que estéticamente no son buenos y que emocionan; estoy pensando por ejemplo en la trilogía de Tolkien que en mi opinión no era precisamente un escritor elegante, pero la historia de un pequeño grupo de limitados y frágiles héroes cumpliendo con su obligación moral de enfrentarse al mal absoluto sin prácticamente esperanza de éxito me resulta emocionante y, en definitiva, me hizo disfrutar. Y me hizo disfrutar porque el compromiso moral es un valor; el poderte colocar en el lugar del otro, el emocionarte con sus vivencias porque en alguna medida las consideras propias.

    Saludos.

  2. No creo que esta opinión de Roth lo convierta en un autor irresponsable. Al contrario, el compromiso de Roth para con la ficción es absoluto. Precisamente a propósito de «Lecturas de mí mismo» colgaba yo otra cita en que equipara la escritura con la vida. Así que no creo que vea la escritura -ni la lectura- como inocua. Por suerte no lo es. El arte ha de conmover y lo inocuo no lo hace.
    Entiendo a qué te refieres y es cierto que la identificación con lo leído -cuando uno ve refrendados en una novela los valores por los que se rige habitualmente- es uno de los mayores placeres que puede aportar la lectura. Nos gusta sentirnos cómodos con lo que leemos. Pero no es menos cierto que otras grandes obras lo son porque desafían nuestros valores y subvierten nuestra manera de ver las cosas. Hay un artículo de Zadie Smith muy interesante sobre esta cuestión.
    Felicidades por el blog. Volveré por aquí, sin duda.
    Un saludo

  3. Yo no creo que Roth diga que los libros son inocuos. Precisamente de la última frase, «esta expansión de la conciencia moral, esta exploración de la fantasía moral, tiene un valor considerable para el hombre y la sociedad», se puede inferir que para Roth los libros tienen un gran efecto, o pueden tenerlo, en la gente.
    Y tampoco creo que defienda (como el señor Cercas parece que cree) el relativismo de la verdad, la belleza, etc. Interpreto que, según él, para llegar a esas cosas a veces hay que hundirse bajo la superficie.

    Por lo demás, muy buen blog, Sr. Cercas.

  4. Llego tarde a la polémica, pero creo que estoy de acuerdo con la mayoría, la Literatura no precisa de reglas morales similares a las de nuestras vidas;: precisamente su aspecto exploratorio es una de sus cirtudes.

    Y por supuesto, creo que los libros cambian y muchos, sino, ¿por qué las dictaduras se toman con tanto empeño la tarea de prohibir o quemar libros?

    Un saludo.

  5. Javier, estoy de acuerdo con Roth. En general, no comparto las actitudes de sus personajes, ni sus valores morales. A mi juicio, ninguno es admirable, o imitable. Pero leo historias, y me gustan.

    *En «El animal moribundo», que comentaba en mi blog, al final se produce un golpe de efecto, hay luz.

    Me ha parecido muy interesante, pues hace poco pensaba esto a propósito de Coetzee y del propio Roth.

    Me encanta este blog. Enhorabuena.

  6. Lo que comenta Roth es que la literatura judía no debe establecer códigos éticos en sus planteamientos, no está para eso sino para contar una realidad. Puede haber, y habrá, adúlteros, en el ejemplo que pone, ateos, judíos y cristianos ortodoxos. Las miserias y virtudes humanas son eso, humanas, y por lo tanto ajenas a la ideología, etc.

    En cuanto que se repite a sí mismo, eso le pasa a García Márquez y alguos más, que lees su obra con perspectiva y parece siempre la misma; y claro, es su estilo, ¿alguien cambia de colores favoritos muchas veces a lo largo de su vida? Pues igual la escritura.

    Abrazos y bonito blog!! 🙂

  7. Bueno, se ve que es un tema que da de sí y hay cosas de fondo en juego, sobre todo, qué visión se tiene de la verdad y de la belleza, si e inventan o se descubren, si hay tantas como personas y todas valen lo mismo, etc.

  8. Bueno, Javier, con respecto a la opinión de Roth (a quien admiro), a mí no me parece muy interesante la expectativa de vivir otras vidas a través de la ficción. Me parece una visión reduccionista de lo literario. Así como tampoco creo que la ficción nos libere de nada. Creo eso sí que una buena pieza literaria es aquella que nos depara un goce estético, un placer lánguido en nuestra imaginación o en nuestros sentidos. Es cierto, Roth es un maestro de la exploración moral, pero esa búsqueda en la insondable naturaleza humana es y debe ser acompañada por estructuras interesantes, juegos literarios que nos cautiven. Borges decía que en la literatura tan solo existen dos o tres temas, los cuales nos son dados a partir de las Santas escrituras, y que lo verdaderamente importante es crear nuevas formas de narrar esos temas.

    Felicitaciones por tu blog

  9. Yo no creo que defienda una concepción inocua de los libros. Nos muestra las cosas buenas y malas de los judios, a nadie le gusta ver lo malo que hay o puede haber en sí mismo o en su grupo, familia, comunidad..pero que no le guste verlo no quiere decir que no lo haya.

    Sobre que los libros influyen y mucho, siguiendo con el ejemplo de Roth, sinceramente no creo que su relato sobre un adúltero..invite a la gente a cometer adulterio.

    Hace poco Álvaro de la Rica tenía un post con una crítica parecida a esta tuya sobre la serie de Los Soprano y tampoco estuve de acuerdo.

  10. Yo también estoy de acuerdo con Roth. No creo que esté diciendo que los textos son inocuos, sino que a la hora de concebir una historia no siempre se está tomando el papel o la postura de la persona moral o correcta. Pretender que todos los relatos «ordenen» moralmente los temas es pedir demasiado encorsetamiento moral, sobre todo porque no todo es «bueno o malo», «blanco o negro», en cuestión de moralidad o de situaciones humanas. Lo interesante sería que estas situaciones nos hiciesen pensar, pero sin tener miedo de lo políticamente incorrecto que últimamente frena demasiado la crítica.

  11. No es mi idea de «vivir otras vidas» con la literatura. Roth parece defender una concepción inocua de los libros que no es cierta, influyen y mucho.

  12. Pues yo estoy totalmente de acuerdo con Roth. La ficción nos permite unas reacciones que no podríamos tener en la realidad. Eso no anula nuestro juicio para saber lo que es bueno o malo en la realidad, pero la ficción permite experimentar con otras reacciones. Yo lo veo más claro en el caso de obras de Patrici Highsmith, donde uno se encuentra sin quererlo de parte del asesino, quiere que Ripley triunfe a pesar de saber que es malo. Sabes lo que no se debe hacer, sabes que es malo y que no debería ser asi, pero es ficción y puedes permitirte tener esos sentimientos.

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