Sorgo rojo es un libro desmesurado y brutal. Un narrador anónimo cuenta la historia de su abuelo, el comandante Yu Zhan’ao, bandolero y luego jefe de guerrilla en una zona rural china. Invasión japonesa en los años 30. Sobre ese eje central se desarrollan también las vidas de sus bisabuelos, de las mujeres de su abuelo y de sus padres. Es un libro de guerra, de violencia y de venganza, de locura sangrienta. El personaje central es una fuerza de la naturaleza, una máquina de matar. Hábil, valeroso y feroz en el amor y en el combate. El relato es absolutamente plástico y visual y se describen con detalle todo tipo de fluidos, vísceras, colores y olores. Con todo, no resulta morboso ni especialmente repulsivo. Un milagro.
Una obra con fuerza, con pasajes y personajes difíciles de olvidar.
La narración se divide en cinco largos capítulos con una cierta unidad interna. Dentro de cada uno de ellos, y en general en todo el libro, el autor salta temporalmente de un momento a otro y en cualquier momento se describe con detalle una acción cuyo final conocíamos desde muchas páginas antes por alguna referencia. Esto se hace muy bien: no se elimina especialmente el efecto sorpresa y se logra un interés continuado. La estructura del libro me ha parecido lo más interesante de todo. El primer capítulo (120 págs) es magistral, ahí ya estaba todo. El resto ya no añade mucho más nuevo.
Este libro supuso en 1987 el debut literario de Mo Yan (1955). En 1988 Zhang Yimou llevó con éxito al cine esta historia (Oso de oro en Berlín).
Está entre mis pendientes, también he oído hablar bien de su última novela La vida y la muerte me están desgastando (Kailas).