Curzio Malaparte

Revista 6/2011

Yo he pedido:
Aunque me tentaba más la Correspondencia de Carmen Martín Gaite y Juan Benet, pág. 16, al final he pedido Kaputt, de Curzio Malaparte (pág, 22). Crónica periodística de la segunda guerra mundial escrita por un reportero italiano. Aquí tienen una reseña de ese libro que miré en un blog.

Apuestas seguras:
• Crónica de una muerte anunciada, García Márquez. Pág. 17.
• Carpe diem, Saul Bellow. Pág. 22.
• El tiempo entre costuras, María Dueñas. Pág. 41.

He leído recientemente aunque aún no he comentado en el blog:
• Los asesinos del emperador, Santiago Posteguillo. Pág. 37. Más floja que las de Escipión.
• Janne Teller, Nada. Pág. 23. No merece mucho la pena. Ya les comentaré.

No sé si será interesante:
• El síndrome E, Franck Thilliez. Pág 27. Thriller francés.

Autor: Javier Cercas Rueda

En 1965 nací en Sevilla, donde he vivido casi treinta años con un pequeño paréntesis de cuatro en Jerez. En 1994 me trasladé a Granada, donde sigo desde entonces. Estudié Economía general, he vivido once años de mi vida en Colegios Mayores, y desde 1995 hago crítica de libros y he mantenido diferentes relaciones con el mundo de la comunicación. Entre las cosas que me hacen más feliz están mi familia, mis amigos, los libros que he leído y haber subido en bici el Galibier. AVISO IMPORTANTE Conviene volver a recordar que el autor de estas entradas, Francisco Javier Cercas Rueda (Sevilla, 1965), que firma sus escritos como Javier Cercas Rueda (en la foto a la derecha) y José Javier Cercas Mena (Ibahernando, Cáceres, 1962), que firma los suyos (como Soldados de Salamina) como Javier Cercas, somos dos personas distintas.

2 opiniones en “Curzio Malaparte”

  1. Es casualidad o causalidad, no quiero entrar en detalles, la descripción que hace Malaparte de la virgen de Nápoles y la actividad de la cándida Eréndira de García Márquez, así como la muerte atribuida a José Asunción Silva, inspirada en Montaigne y el intento de suicidio de Aureliano Buendía. No quiero seguir indagando para no bajar al gabo del pedestal donde a mi me dio la gana ponerle, pero hay algo de buen morbo en esto, y no sé si lo haga, je je.

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