Jordi Magraner (1958-2002) fue un zoólogo de origen valenciano y criado en Francia que pasó los quince últimos años de su vida en Chitral (Pakistán) llevando a cabo expediciones científicas a la búsqueda del Yeti.
No se ha determinado la persona que lo mató. Resultaba incómodo para muchos. Era un aventurero entusiasta, inteligente y apasionado, independiente de la comunidad científica y de las autoridades políticas. Tuvo que hacer frente a desavenencias con el estado francés, de quien dependían sus fondos, y para quien parece que no estuvo dispuesto a llevar a cabo misiones de espionaje. Terminó interesándose en acciones de ayuda humanitaria y llegó a convertirse en líder de la comunidad pagana kalash, por lo que tampoco era estimado por los talibanes. Le persiguieron asimismo rumores sobre la naturaleza de su relación con niños a los que acogía en su casa. Los desengaños y el embrutecimiento pudieron ponerle en relación con el tráfico de drogas. Todas estas hipótesis se han considerado sin que se haya llegado a esclarecer su muerte.
Gabi Martínez (Barcelona, 1971) se topó con esta historia y decidió contarla. Entrevistó a sus familiares y amigos, manejó sus diarios y viajó a los lugares que obsesionaron a Magraner. El resultado es esta novela de no ficción, en realidad más crónica periodística que obra de creación.
El hombre salvaje de leyenda nunca apareció, y la muerte de Magraner es un misterio, así que el libro se convierte en una sucesión de viajes, idas y venidas, personajes e hipótesis, que no termina de llegar a nada. Quedan claras desde el principio la pasión de Magraner por la naturaleza y la de Martínez por esta turbia historia, pero parecen insuficientes para sostener un libro. Cabe plantearse si Magraner, básicamente extravagante, estaba a la altura de un esfuerzo de tres años en escribirlo.
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