Una dura historia de trata de blancas, con mucha violencia, sexo y sangre, que se resuelve en una serie de casualidades un poco traídas por los pelos. En la Barcelona de González Ledesma parece que sólo viven putas. Bueno, y también burguesía hipócrita, derechona católica, ricos que hacen lo que quieren ayudados por los curas. Decididamente, sus libros los salva el personaje de Méndez, el único que se preocupa por las víctimas cuando la ley (que no es casi nunca la justicia) no lo hace, que es casi siempre. Quien sabe si salvar los libros de González Ledesma es otra de sus misiones imposibles.
Ya empieza a cansarme un poco la simplona radiografía social monocromática que nos endosa una y otra vez el escritor catalán: el capitalismo, el pueblo, el ejército, los curas, los pobres, la regeneración social, el declive moral, todo metido en historias que siempre giran en torno a pistolas y burdeles.
Peores maneras de morir es la novela 11 de Méndez.
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