Novelas médicas

Hablaba hace unos días de la novela psicoanalítica de Rubenfeld. Me hizo pensar en otros libros de asunto médico que me han gustado.

De mejores a peores, para mi gusto:

• Axel Munthe, Historia de San Michelle. Memorias. Tiene continuación.
• A. J. Cronin, La ciudadela. Novela extraordinaria.
• Maxence van der Meersch, Cuerpos y almas. Inolvidable novelón.
• Noah Gordon, El médico. Novelilla más comercial, de menos calidad. Discreta.

Todos los sentidos en el libro

«Pues la verdad de la voz perece con el sonido; la verdad oculta en la mente es sabiduría escondida y tesoro invisible; pero la verdad que resplandece en los libros desea manifestarse a todo sentido capaz de aprendizaje: a la vista cuando se lee; al oído cuando se escucha, y en cierto modo incluso se encomienda al tacto, cuando se somete a la transcripción, recopilación, corrección y conservación. Y, aunque la verdad encerrada en la mente sea una noble posesión del espíritu, sin embargo, carente de compañía, no resulta agradable sin el juicio de la vista y el oído».

Ricardo de Bury (1287-1345)
Obispo de Durham y Canciller de Inglaterra
Filobiblion (1344)
Muy hermoso tratado sobre el AMOR A LOS LIBROS

Hemingway y los toros

La tauromaquia tiene un poderoso atractivo emocional y estético que naturalmente no ha pasado inadvertido a la literatura. La ciencia del toro ha llegado a desarrollar todo un vocabulario propio y las mejores crónicas de corridas están más próximas a la literatura que al periodismo.

Cuanto ocurre en los cuatro años de vida de un toro bravo tiene sentido sólo para que durante los quince minutos que pasa en la plaza se comporte como un animal de lidia: fuerte, noble, valiente, una y otra vez atacando. Su oponente, el torero, es a la vez técnico y artista, necesita el valor porque su conocimiento no impide al cien por cien que arriesgue su vida. Puede hacer su trabajo con verdad, como se llama a dominar al animal sin trucos, sin ventajas, con pureza. Cuando el animal sale a la plaza en edad, peso y fuerzas adecuados, con sus defensas intactas, con su instinto no manipulado, y cuando el torero se entrega inspirado en conjunción de poder y de valor, se produce un milagro de una belleza plástica y una hondura que pocas artes pueden alcanzar.

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