Javier Marías, 51 años más tenue

A pesar de su juventud, lleva 31 años dedicado a la literatura en los que ha fraguado un curriculum con libros traducidos a 32 lenguas en 44 países, de los que se han vendido más de cuatro millones y medio de ejemplares en todo el mundo y con los que ha obtenido importantes premios dentro y fuera de nuestro país. Y lo más importante, ha alcanzado la madurez del que domina un mundo propio y sabe contarlo con un estilo de elevada calidad literaria. Uno de los grandes novelistas europeos. 

“Sólo si uno es capaz de imaginar lo que ha ocurrido, de repetirlo en la imaginación, verá las historias, y sólo si tiene la paciencia de llevarlas largo tiempo dentro de sí, y de contárselas y recontárselas una y otra vez, será capaz de contarlas bien”. Esta cita de su admirada Isak Dinesen que recoge Marías en “Negra espalda del tiempo” puede aclarar las posibilidades (y límites) de su actitud ante la realidad y la ficción. Intentemos resumir las claves de su universo narrativo y los matices de la voz con que lo cuenta.

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Una de Proust

De Proust sólo he leído Por el camino de Swann, primera parte de la primera parte de la Recherche. Me pareció de un estilo delicioso pero aburrido. No me animé a seguir. No sé si está exagerada la importancia de este autor, aunque sin duda es interesante.El escritor francés muró el 18 de noviembre de 1922 a los 51 años. Recordaremos el evocador y archifamoso fragmento de la magdalena que se encuentra en el principio de Por el camino de Swann:

«Me llevé a los labios una cucharada de té en el que había echado un trozo de magdalena. Pero en el mismo instante en que aquel trago, con las migas del bollo, tocó mi paladar, me estremecí, fija mi atención en algo extraordinario que ocurría en mi interior. Un placer delicioso me invadió, me aisló, sin noción de lo que lo causaba…
[…] En cuanto reconocí el sabor del pedazo de magdalena mojado en tila que mi tía me daba (aunque todavía no había descubierto y tardaría mucho en averiguar el por qué ese recuerdo me daba tanta dicha), la vieja casa gris con fachada a la calle, donde estaba su cuarto, vino como una decoración de teatro a ajustarse al pabelloncito del jardín que detrás de la fábrica principal se había construido para mis padres, y en donde estaba ese truncado lienzo de casa que yo únicamente recordaba hasta entonces; y con la casa vino el pueblo, desde la hora matinal hasta la vespertina y en todo tiempo, la plaza, adonde me mandaban antes de almorzar, y las calles por donde iba a hacer recados, y los caminos que seguíamos cuando hacía buen tiempo. Y como ese entretenimiento de los japoneses que meten en un cacharro de porcelana pedacitos de papel, al parecer, informes, que en cuanto se mojan empiezan a estirarse, a tomar forma, a colorearse y a distinguirse, convirtiéndose en flores, en casas, en personajes consistentes y cognoscibles, así ahora todas las flores de nuestro jardín y las del parque del señor Swann y las ninfeas del Vivonne y las buenas gentes del pueblo y sus viviendas chiquitas y la iglesia y Combray entero y sus alrededores, todo eso, pueblo y jardines, que va tomando forma y consistencia, sale de mi taza de té […]»

 

 

Connelly

Me pide Nuno una lista cronológica de las novelas de Connelly con Harry Bosch como protagonista. Aquí está. Aparecen ahí dos direcciones web (en inglés y en castellano) imprescindibles para estar al día con la obra de Connelly. A mi me enganchó hace años. Como ven, aún no se han traducido sus tres últimos libros.