Una aproximación a la literatura de Juan Marsé

Las cicatrices de la posguerra barcelonesa

El 29 de octubre de 2002, el alcalde de Barcelona, entregaba a Juan Marsé (Barcelona, 1933) la medalla de oro de la ciudad al mérito cultural. Desde entonces, los reconocimientos al escritor catalán se han sucedido sin interrupción, culminando con la celebración del I Simposio Internacional Juan Marsé (3-5.XI.2003), que ha destacado el vigor narrativo de su escritura, y la coherencia de toda una obra fundada en una visión de la posguerra española que aúna memoria e imaginación. Este encuentro coincide con la publicación por primera vez de sus Cuentos completos.

Hace unos días, además, se ha inaugurado una biblioteca pública con su nombre en el barrio barcelonés del Carmelo, especializada en narrativa contemporánea. En el encuentro mencionado en la Universidad de Barcelona, se ha analizado el papel jugado por los textos del escritor en la recuperación de la memoria histórica de la posguerra española y catalana, y la relación de sus originales con las respectivas versiones cinematográficas.  Profesores universitarios de varios países, críticos literarios, escritores y directores de cine han analizado sus escenarios, sus personajes y su técnica y han demostrado con palabras, imágenes y fotografías el interés que despierta su obra dentro y fuera de nuestro país.

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Vinieron como golondrinas

Tenía buenas recomendaciones y me ha defraudado un poco Vinieron como golondrinas, de William Maxwell, editor-escritor norteamericano fallecido.

Una novela breve sobre padres e hijos, sobre la madre sobre todo. Tres capítulos, tres puntos de vista, el del hermano menor, el del mayor y el del padre. En el centro Bess, la madre. Dolor y separación sin consideraciones lacrimógnas. Estética realista muy norteamericana pero lejos de la fuerza de los grandes. Prosa transparente, detallosa, sin llamar la tención sobre sí misma. Ficción minimalista y doméstica, muy en la tradición USA.

En fin, que no está mal, pero tampoco es para leer a toda costa.

En esta línea de padres muertos, relación entre hermanos, etc, lean mejor A orillas del lago, de Mary Lawson. Uno más de la cadena de aciertos casi continuos que tiene Salamandra. Esta sí es una buena historia.

Flaubert

Flaubert llevaba leídos en el año de su muerte cerca de 1.500 libros para documentar Bouvard y Pécuchet, última e inacabada novela. Se negó a vivir, negó el mundo y la existencia, a cambio de la prosa.Su magisterio es sagrado para muchos escritores y es un indiscutible para todos los buenos lectores.

Si no lo conocen, lean al menos su Tres cuentos, con la inolvidable Felicité. Sus Cartas a Louise Colet son un clásico, lectura imprescindible para los amantes del proceso de escritura en general y de Flaubert en particular.