Fabricar un libro

O como sacarse un librito de la manga.

Hay personas a las que les pasan cosas y personas que saben contarlas con gracia. Stewart tiene estas dos cualidades, además de las de ser un aventurero, un tipo sencillo e idealista y alguien lleno de curiosidad y con evidente don de gentes. Un buen día dejó Inglaterra y se compró un cortijo en la Alpujarra granadina. Esta experiencia la contó con éxito en Entre limones y en Un loro en el limonero. Antes hizo otras muchas cosas: entre ellas esquilar ovejas, viajar, conducir aviones, aprender cocina francesa, o tocar en un grupo de música. También aprendió a navegar y es lo que nos cuenta ahora, un viaje por las islas griegas y otro por el Atlántico norte.

Es el clásico libro de viajes, lleno en este caso de detalles marineros, con su jerga característica, contado con las cualidades de Stewart que se señalaban al principio. Pasajes exóticos, choque de culturas, camaradería, peligros, sentido del humor, capacidad de disfrutar de cosas pequeñas y sencillas. No hay pretensiones literarias, sólo el valor de compartir experiencias de modo amable. El material parece endeble para hacer con él un libro, aunque se hayan añadido al final algunos poemas, pero proporciona un rato de agradable lectura incluso para los que no tengan afición al mar.

Egos revueltos

Juan Cruz, pieza clave de PRISA (El País, Alfagüara) cuenta su relación directa con escritores, como periodista, editor y, sobre todo, amigo. Son unas memorias centradas en escritores fallecidos. No habla de sus obras sino más bien de su relación con ellos, desvelando anécdotas y aclarando malentendidos. Es un narración amable, sin revelaciones escandalosas y respetuosa con todo el mundo. Cruz ha sido testigo privilegiado del ascenso de casi todos los grandes escritores hispanoamericanos del S. XX.

Me ha resultado muy agradable de leer. Ha sido muchos años acompañante, sombra, confidente, conseguidor y amigo de muchos escritores, respetuoso de sus egos, especialmente activos en los artistas.

Juan Cruz está pirado por la literatura y demuestra una gran capacidad de amistad. Y naturalmente escribe bien, con un modo algo alambicado de llegar a las cosas y enlazarlas, a veces rebuscado en el estilo pero siempre expresivo.

Estas memorias apuntan a una continuación, los vivos. Ahí tendrá que hacer más equilibrios aún. Ya saben, los egos.

Trilogías, 4 de 12

Memorias de escritores

José Manuel CABALLERO BONALD, La novela de la memoria
Tiempo de guerras perdidas, 1995
La costumbre de vivir

Marcel PAGNOL
La gloria de mi padre, 1957
El castillo de mi madre, 1958

Primo LEVI
Si esto es un hombre, 1958
La tregua
Los hundidos y los salvados

De Caballero Bonald sólo he leído la primera y me encantó, más por su estilo que por lo que contaba. En la segunda habrá, supongo, más cosas del mundillo literario. Los dos de Pagnol son deliciosos, y creo que hay un tercero. No son memorias sobre literatura, ojo (ni sobre cine). De Levi sólo he leído el primero, muy conocido. Nada de libros, va sobre el genocidio.