Steiner (y 2)

Errata, el examen de una vida (1997)

Una vez más la importancia de la formación de infancia para fomentar el talento. Su padre verificaba con un informe que había asimilado un libro antes de hacerle pasar a otra lectura. Le hacía repetir párrafos en voz alta hasta asegurarse de que los aprehendía. Y esto en francés, alemán e inglés. Steiner se emocionaba con la Odisea a los seis años y su padre traducía párrafos con él ¡en griego! Ya se imaginan de que tipo de estudioso estamos hablando. Define qué es para él un clásico, explica su pasión por Shakespeare, su vocación de enseñar, su amor por la música (y no el rock precisamente). Reflexiona sobre el multilingüismo, la traducción, la relación entre lenguaje y sexualidad, la ciencia, la democracia. Homenajea a sus maestros, a sus alumnos, da cuenta de sus frustraciones y de sus lugares favoritos. Repasa los libros que ha escrito, algunos también de ficción.

Me ha sorprendido su ateísmo. Es llamativo en alguien tan inteligente e intuitivo. Pienso que su gran escollo es la existencia del mal. No es un judío llorón pero vive horrorizado por la capacidad del hombre para el horror, y particularmente por el Holocausto. Esta ausencia de Dios en su vida, en mi opinión, explica en último término lo que él experimenta como “la multitudinaria soledad del erudito”.

Steiner (1)

Oí hablar por primera vez de George Steiner hace casi veinte años. Lo recuerdo bien: Canarias, enero de 1990, un amigo leía Presencias reales. Más adelante me fui interesando más y más por la literatura teórica pero seguía descartando al erudito. Mi intuición me decía que iba a ofrecerme más de lo que yo necesitaba o podía asimilar. Acabo de leer Errata, unas memorias sui generis donde repasa sus inquietudes e intereses y hace balance de toda una vida.

Siendo su libro menos teórico, por así decir, ha confirmado por completo mis temores: está ABSOLUTAMENTE en otro nivel. El sabio ve mucho más que los demás. Si te aupas en sus hombros, por emplear la conocida imagen, puedes ver más lejos…o quedarte ciego al no estar preparado para ese tipo de visión. Entre la alta cultura y la cultura popular, distinción nitida que Steiner establece desde la primera página, pienso yo que hay un término intermedio, o varios.

Dicho esto, el libro me ha parecido magnífico y he aprendido cosas. Mañana detallaré algo más.