De mí sé más que nadie pero no estoy seguro,
Por eso, algunas veces, cuando ya no me aguanto
Ni las uñas me sirven para estarme sereno,
Me voy, adiós, y punto, a donde sea, el caso
Es éste, yo, Carmelo, que tan bien sé de otros
-Ese “tan bien” se escribe separado-, yo mismo,
No es otra la razón, aunque ocurre con frecuen
Que no, nonaino ná, que no sé por qué cía
Y claro, estar así, sin saber, tantoymás
Me hace echarme al verso, al poema y decir
Cositas que ni sé, que no quiero, que no
Hablar de mí a disgusto, a gusto, para qué,
Si luego viene uno, o dos, o tres, o cuatro
A ver como nonaino. Que no, que yo soy e-
Sa oscura clavellina, de verdad, os lo juro.
Categoría: Teatro y Poesía
Unanimidad
Lo remarcable en Shakespeare es que realmente es muy bueno, pese a toda la gente que dice que es muy bueno.
Robert Ranke Graves
Cierto. Una rara mezcla de popularidad y calidad. No conozco a nadie a quien no le guste. No comparto la pasión de los pirados por Shakespeare pero veo claro que es un fenómeno sin parangón. Algún día me pondré a leerlo en serio.
Magia y poesía
Si aceptamos lo que Stevenson dice, tenemos una teoría de la poesía: una teoría de cómo la literatura transforma las palabras para que sean útiles más allá de su finalidad y uso. Las palabras, dice Stevenson, están destinadas al común comercio de la vida cotidiana, y el poeta las convierte en algo mágico.
(…) Por lo tanto, al hablar de poesía, podríamos decir que la poesía no hace lo que Stevenson pensaba: la poesía no pretende cambiar por magia un puñado de monedas lógicas. Más bien devuelve el lenguaje a su fuente originaria.
Borges. Arte poética, seis conferencias (1968)