Haiku

Hay gente que escribe poesía haiku para ganarse la vida. ¿Sabes lo que pienso? Deberíamos hacer que nuestras vidas fuesen poesías haiku. Ya trabajes duro en una fábrica ruidosa, bregues en un barco de pesca, o luches por sobrevivir en una tienda deslucida. Hay gente que ha escrito poemas haiku inspirada en situaciones tan prosaicas como esas. Y nosotros, si de verdad queremos, podemos convertir cualquier tarea, las 24 horas de cada día, en un poema. Desde luego, primero tenemos que tener un alma que sea seria y luminosa al mismo tiempo. Tenemos que ver más allá de la superficie de las cosas, buscar la belleza escondida de todo y descubrir las cosas gloriosas que nos rodean. Así cada día se hace un poema haiku.

Dr. Tagashi Nagai. Tomado de Réquiem por Nagasaki, Paul Glynn

Tonos de Cyrano

Hablábamos el otro día de Queneau, y ahora pienso en la célebre réplica de Cyrano de Bergerac al Vizconde que se ha burlado pedestremente de su nariz (los subrayados son míos):

Eso es muy corto, joven; yo os abono
que podíais variar bastante el tono.
Por ejemplo:
Agresivo
: «Si en mi cara
tuviese tal nariz, me la amputara.»
Amistoso: «Se baña en vuestro vaso
al beber, o un embudo usáis al caso?»
Descriptivo: «Es un cabo? ¿Una escollera?
Mas ¿qué digo? ¡Si es una cordillera!»
Curioso: «De qué os sirve ese accesorio?
¿De alacena, de caja o de escritorio?»
Burlón: «Tanto a los pájaros amáis,
que en el rostro una alcándara les dais?»
Brutal: «Podéis fumar sin que el vecino
¡Fuego en la chimenea! grite?»
Fino: «Para colgar las capas y sombreros
esa percha muy útil ha de seros.»
Solícito: «Compradie una sombrilla:
el sol ardiente su color mancilla.»
Previsor: «Tal nariz es un exceso:
buscad a la cabeza contrapeso.»
Dramático: «Evitad riñas y enojo:
si os llegara a sangrar, diera un Mar Rojo.»
Enfático: «Oh nariz!… ¿Qué vendaval
te podría resfriar? Sólo el mistral.»
Pedantesco: «Aristófanes no cita
más que a un ser sólo que con vos compita
en ostentar nariz de tanto vuelo:
el Hipocampelephantocamelo.»
Respetuoso: «Señor, bésoos la mano:
digna es vuestra nariz de un soberano.»
Ingenuo: «De qué hazaña o qué portento
en memoria, se alzó este monumento?»
Lisonjero: «Nariz como la vuestra
es para un perfumista lista muestra.»
Lírico: «Es una concha? ¿Sois tritón?»
Rústico: «Eso es nariz o es un melon?»
Militar: «Si a un castillo se acomete,
aprontad la nariz: ¡terrible ariete!»
Práctico: «La ponéis en lotería?
¡El premio gordo esa nariz sería!»
Y finalmente, a Píramo imitando:
«Malhadada nariz, que, perturbando
del rostro de tu dueño la armonía,
te sonroja tu propia villanía!».

Soneto

De Francisco Luis Bernárdez (1900-1978). Poeta argentino, periodista y diplomático. Reconozco que es un poema un poco simplón, pero expresa bien algo que conviene no perder de vista para salir adelante en la aventura donde más nos jugamos.

Si para recobrar lo recobrado
debí perder primero lo perdido,
si para conseguir lo conseguido
tuve que soportar lo soportado,

si para estar ahora enamorado
fue menester haber estado herido,
tengo por bien sufrido lo sufrido,
tengo por bien llorado lo llorado.

Porque después de todo he comprobado
que no se goza bien de lo gozado
sino después de haberlo padecido.

Porque después de todo he comprendido
por lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado.