Mamet


He leído dos obras de David Mamet. Glengarry Glen Ross, una pieza de teatro en dos actos y Casa de juegos, guión de una película escrita y dirigida por él.

No están mal, pero no ha sido una lectura destacable.

La primera cuenta un episodio histérico entre vendedores de una empresa obsesionados por el éxito y los resultados. Competencia feroz.

En la segunda asistimos al descubrimiento del propio lado oscuro por parte de una psiquiatra. Entre en contacto con unos timadores y termina superándolos. ¿Conseguirá al final perdonarse a sí misma?

Por situarle, Mamet es guionista de espléndidas historias como El caso Winslow, Vania en la calle 42, Veredicto final o Los intocables de Eliot Ness.

[Foto: Fotograma de Casa de juegos, de David Mamet]

Amor, según Quevedo

Me entero de que el GRISO (GRUPO INVESTIGACIÓN SIGLO DE ORO, Universidad de Navarra) va a publicar una edición crítica de todo Quevedo. Buena noticia. Algún día tendré que leer en serio a este autor del que sólo conozco, y mal leído, El Buscón.

Como aperitivo, les adelanto este soneto:

Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.

Es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.

Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero paroxismo;
enfermedad que crece si es curada.

Este es el niño, Amor, éste es su abismo.
¡Mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo!