Miguel D’Ors

No leo poesía. Mi formación poética es casi escolar, si exceptuamos que he leído Las elegías de Duino, La divina comedia, El cementerio marino, La tierra baldía y una docena de libros más que recuerdo como cólicos nefríticos. Me gusta Miguel D’Ors, a quien además conozco, vive en Granada y tengo simpatía. Un poema suyo:

INSISTO

Mi vida: tantos días
que no estuve en El Cuzco
ni en Siena ni en Grenoble,
tantos aviones rubricando el cielo
en los que yo no iba, tantas voces
cuyo calor jamás
tocó mi corazón.
Sólo el tiempo, vacío,
sólo el tiempo, esta estepa
desesperada, sólo
ver los martes, los miércoles, los jueves,
ver cómo se suceden, implacables,
los tubos de Colgate.

De «Es cielo y es azul»

Thomas Becket

Hace tiempo que no leo teatro. Lo útimo bueno que recuerdo es el Becket de Anouilh. Me encantó. La historia es tan buena que es difícil estropearla. Anouilh hace hincapié en la mezquindad del rey, muy poco digno de ser servido. No se explica bien el cambio tan drástico que da Becket. Sólo dos actos. Diálogos y sentido de la historia clásicos.

Becket: “Hasta el momento de la muerte, nadie puede hablar de su valor”

El Rey (en otro momento) “…a las malas novicias y a las preocupaciones no hay que concederles demasiada atención, terminan siempre por comerse las unas a las otras, y al cabo de los diez años de da uno cuenta de que sigue viviendo. Al final todo se arregla”