TRES LIBROS de aforismos

Si tuviera que elegirlos me quedaría con estos:

Meditaciones, de Marco AURELIO (180)
Oráculo manual y Arte de la prudencia, de Baltasar GRACIAN (1647)
Pensamientos, de Blaise PASCAL (1669) [En la foto]

Son libros redondos, perfectos, útiles para la vida, citables y meditables sin descanso. Marco Aurelio es extraordinario, si además hubiera sido cristiano sería perfecto. Sin la fe, sólo llega a donde llega. Aunque no es poco. Gracián tiene un punto de cínico que lo afea, pero casi todo lo que dice del hombre es verdad. Pascal es más duro de leer y no me interesa igual en todas sus partes, pero es imprescindible.

También me gustaron, pero menos:
De la antigüedad clásica: Catón, Epícteto y Marcial.
Del XVII francés: Chamfort, La Rochefoucauld y Joubert.
Del S. XX: Bierce, Canetti y Litchenberg,

TRES LIBROS de toros

Para no dejarles con la mala noticia de la flojísima biografía de Manolete que comenté ayer, les recomiendo ahora los libros taurinos que más me han gustado:

Muerte en la tarde, de Ernest HEMINGWAY (1932)
Antonio Bienvenida, de Ramón GOMEZ LOPEZ-EGEA (1990)
Anecdotario taurino (2 vols), de Luis NIETO (1995)

Y en ese orden.

Del primero ya hablé en este comentario. El segundo es una biografía de un torero importante, no de primerísima fila pero de peso. Yo me siento unido a él por otros motivos muy por encima de los taurinos. Es un personaje que vale la pena conocer pues valió como persona tanto o más que como torero. El tercero es lo que dice su título, bien seleccionadas y llenas de arte la mayoría.

Manolete

Decepcionante biografía sobre Manolete. Es lo que se llama dar gato por liebre. En realidad es un libro sobre los primeros tiempos del franquismo donde se habla algo de toros. El periodista catalán que lo ha escrito no puede disimular su desprecio a la época de la dictadura. Lo deja claro desde la primera página y no suelta el látigo hasta la última. Particularmente tengo poca simpatía a ese periodo de nuestra historia, lo mire casi por donde lo mire, pero esta diatriba visceral y sectaria me ha molestado desde el principio, más cuando iba buscando otra cosa.

De Manolete se habla en un 20% del libro y no se profundiza en el personaje más allá de los tópicos conocidos por todos. El resto del libro está dedicado, además de a lo dicho, a todo tipo de temas circunstanciales. El autor está especialmente interesado en el mapa prostibulario de España en esos años. También se habla, y mucho, de Lupe Sino. Lo más estrambótico del libro es una escena de jugueteos amatorios entre Lupe y Manolete que el autor sitúa en Méjico: es una pieza de cuatro páginas que podría haber ido a a parar a un concurso de literatura erótica. Inventar algo así entre dos personajes reales que no lo han contado al autor es inaceptable y de mal gusto.

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