El angel negro, de Connolly

Charlie Parker sigue su cruzada particular contra el mal y Connolly continua indagando el porqué de tantas cosas que no funcionan entre los hombres. Otra vez hay ángeles y demonios, seres cuya naturaleza aterroriza, psicópatas del dolor que ponen los pelos de punta y bastante muerte. Los orígenes de esta historia se remontan esta vez a la mismísima creación del mundo; pasa por la edad media y llega hasta el S. XX con un cóctel de monjes, anticuarios, nazis, esculturas de huesos y sectas. Todo bastante bien hilvanado y terroríficamente verosímil.

Todo lo que muere, su primera novela, me resultó impactante. Las otras cuatro, incluída esta última, me han gustado pero algo menos. El angel negro es algo menos sangrienta pero más morbosa.

Creo que Connolly, pasa un poco en general en este género de novelas, tiene un problema con los finales. Trabaja una historia de una arquitectura apabullante para luego resolver con un clímax que no suele estar a la altura. También, esta vez, se excede un poco con la parafernalia histórica, en las subtramas sentimentales y descripciones ambientales.

No quiero ni imaginarme como deben ser las pesadillas del escritor irlandés cuando estas son las cosas que se le ocurren despierto.

Siempre he repetido que no es un escritor para todos los estómagos. Y, ojo, es adictivo.

JOYCE. Mi diario de lectura del Ulises

¡Ya está! ¡lo he hecho! Lo empecé. Decenas de artículos estos días sobre el centenario del paseo, algunos de ellos provocadores (del tipo “nadie medianamente culto puede no haberlo leído…”: no necesito más) y todos entusiastas. Impostergable. Cualquiera que siga los culturales (es decir, pocos) debe sacar la impresión de que todo el mundo (que escribe en los culturales, es decir, pocos) lo ha leído. Mi idea hasta ahora era que se trata de un libro que, en algún momento, hay que leer. Idea acompañada de un barrunto tan meridiano de que no me va a gustar que nunca he podido llevarla a la práctica. Tiro de mi archivo y refresco que hace unos pocos años se llevó a cabo la tercera traducción al castellano y que está en Cátedra. A por él.

Novecientas páginas más ciento ochenta (casi un libro) de introducción. Primera parte (caps 1 a 3, 60 págs), Tercera parte (caps 16 a 18, 170 págs). Terminado el capítulo 13 habré llegado a la mitad del libro. Esta planificación es sólo por animarme un poco. Plan de lectura: leer un capítulo y, a continuación, su explicación en la introducción, clarificadora como compruebo desde el principio.

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Rey Arturo

Me rindo con La muerte de Arturo, de Malory. Llevo más de un año con el libro atascado y se acabó. He leído 200 págs de las 800 y ni una más.

Malory, inglés, publicó en 1485 una reconstrucción del Ciclo de Lanzarote, la Vulgata artúrica francesa.

En España estaba pulcramente editado por Siruela. En el 2005 el Círculo de Lectores les superó y sacó dos volúmenes insuperables: tela, formato casi cuadrado de fácil lectura, ilustraciones de Aubrey Breadsley, un gustazo, lo tuve que comprar. El inevitable García Gual firma una introducción animante y mentirosa: dice que es moderno, breve y escueto, ágil. La realidad: es repetitivo hasta la náusea y está lleno de exageraciones, es imposible hacerte con un personaje de carne y hueso e interesarte por él. A lo mejor más adelante mejoraba, pero ya no seré yo quien lo compruebe.

Les recomiendo sobre la cuestión, de la época, las novelas francesas de Chrétien de Troyes y, moderna, la versión de Steinbeck (Los hechos del Rey Arturo y sus nobles caballeros, en Edhasa). Hay una peli reciente que a mi me gustó, El Rey Arturo, con Clive Owen y Keyra Knightley. Antiguas recuerdo Excalibur, un tanto escabrosa y truculenta, con una banda sonora impresionante.