Una de Proust

De Proust sólo he leído Por el camino de Swann, primera parte de la primera parte de la Recherche. Me pareció de un estilo delicioso pero aburrido. No me animé a seguir. No sé si está exagerada la importancia de este autor, aunque sin duda es interesante.El escritor francés muró el 18 de noviembre de 1922 a los 51 años. Recordaremos el evocador y archifamoso fragmento de la magdalena que se encuentra en el principio de Por el camino de Swann:

«Me llevé a los labios una cucharada de té en el que había echado un trozo de magdalena. Pero en el mismo instante en que aquel trago, con las migas del bollo, tocó mi paladar, me estremecí, fija mi atención en algo extraordinario que ocurría en mi interior. Un placer delicioso me invadió, me aisló, sin noción de lo que lo causaba…
[…] En cuanto reconocí el sabor del pedazo de magdalena mojado en tila que mi tía me daba (aunque todavía no había descubierto y tardaría mucho en averiguar el por qué ese recuerdo me daba tanta dicha), la vieja casa gris con fachada a la calle, donde estaba su cuarto, vino como una decoración de teatro a ajustarse al pabelloncito del jardín que detrás de la fábrica principal se había construido para mis padres, y en donde estaba ese truncado lienzo de casa que yo únicamente recordaba hasta entonces; y con la casa vino el pueblo, desde la hora matinal hasta la vespertina y en todo tiempo, la plaza, adonde me mandaban antes de almorzar, y las calles por donde iba a hacer recados, y los caminos que seguíamos cuando hacía buen tiempo. Y como ese entretenimiento de los japoneses que meten en un cacharro de porcelana pedacitos de papel, al parecer, informes, que en cuanto se mojan empiezan a estirarse, a tomar forma, a colorearse y a distinguirse, convirtiéndose en flores, en casas, en personajes consistentes y cognoscibles, así ahora todas las flores de nuestro jardín y las del parque del señor Swann y las ninfeas del Vivonne y las buenas gentes del pueblo y sus viviendas chiquitas y la iglesia y Combray entero y sus alrededores, todo eso, pueblo y jardines, que va tomando forma y consistencia, sale de mi taza de té […]»

 

 

Volver a leer a Alejandro Dumas

Es tan difícil imaginar la biblioteca de cualquier hogar sin una novela de Dumas como encontrar en cualquier historia de la literatura, en principio rigurosa, más de quince o veinte líneas dedicadas a su obra. El próximo 24 de julio se celebra el segundo centenario de su nacimiento y es un buen momento para reinvindicar la figura del hombre más leído de su tiempo.

Extraordinario y paradójico, a medio camino entre la genialidad y la incultura, extravagante y presuntuoso, encantador e imaginativo. Vivió al dictado de fuertes impulsos: amor propio, horror a la pobreza, necesidad de medrar, fascinación por lo heroico, vanidad rayana en la manía, donjuanismo, prodigalidad y fanfarronería.

Con increíble capacidad de trabajo, Dumas es una auténtica fuerza de la naturaleza. Nadie lo ha leído entero.  Ni el mismo, no sólo porque no se releía, sino por que no escribía todo lo que llevaba su firma. Entre 1826 y 1870 escribió alrededor de 91 obras de  teatro, unas 200 novelas o relatos cortos, unos 10 volúmenes de memorias y unos 19 de impresiones de viajes. Funda y dirige 8 periódicos y acaba su vida redactando un libro de cocina.

Continuar leyendo «Volver a leer a Alejandro Dumas»