Los Miserables, el musical


Ayer vi la primera parte del musical Los miserables (versión del Reino Unido). Es la actuación que tuvo lugar para celebrar los 25 años de este musical. Es magnífico, no se lo pierdarn, 150′ de buena música recordando una historia inolvidable. Mucha gente en el escenario pero poco movimiento y coreografía, casi todo es los actuantes ante un micro, uno junto al otro. Extraordinario el número del matromonio Thénardieu. Los que no han leído la novela ni visto alguna adaptación al cine, ni sepan inglés, la llevan clara. La idea de fondo es, siempre he pensado, la siguiente: Javert cree que el hombre nace malo o bueno y por eso persigue incansable a Valjean. Valjean, porque alguien creyó en él (y esto es importante), cambió desde muy pronto.

La novela es pesadita, aunque hay partes que pueden saltarse sin afectar a lo esencial.

Las tres adaptaciones que me vienen a la cabeza son buenísimas: Niesson de Valjean y Thruman de Fantine; Depardieu de Valjean y Malkovic de Javert (esta para la TV francesa, de Josée Dayan); la de Jean Paul Belmondo alternando con una historia moderna…

Thomas Becket

Hace tiempo que no leo teatro. Lo útimo bueno que recuerdo es el Becket de Anouilh. Me encantó. La historia es tan buena que es difícil estropearla. Anouilh hace hincapié en la mezquindad del rey, muy poco digno de ser servido. No se explica bien el cambio tan drástico que da Becket. Sólo dos actos. Diálogos y sentido de la historia clásicos.

Becket: “Hasta el momento de la muerte, nadie puede hablar de su valor”

El Rey (en otro momento) “…a las malas novicias y a las preocupaciones no hay que concederles demasiada atención, terminan siempre por comerse las unas a las otras, y al cabo de los diez años de da uno cuenta de que sigue viviendo. Al final todo se arregla”

El legado del Rey Tsongor

Descarté este libro cuando supe de él, no me llamó la atención. Luego leí El sol de los Scorta, que me gustó sin entusiasmarme. Saga familiar, breve, intensa, que me fue interesando de más a menos. De todos modos me replanteé mi descarte anterior y, como lo tenía a mano, me zambullí en el Tsongor. Lo mismo. Fulgurante comienzo, mediana intensidad en el desarrollo, algo apresurado y con poca chicha el final.

De todos modos hay que tener en cuenta al dramaturgo-novelista francés. Del teatro deben venirle los diálogos, la brevedad y el tono épico-mítico-homérico-trágico de sus libros. Amores tremendos, muertes, batallas. Es un poco triste.

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