Dazieri. El Ángel. Segunda novela de Dante y Colomba

La novela policiaca se apoya en dos oponentes: un criminal y un perseguidor. Todas son parecidas (de ahí el calificativo “novela de género”), un crimen, una investigación, confrontación final y resolución. El elemento diferenciador fundamental (nadie se arriesga a prescindir del suspense y muy pocos del triunfo final de las fuerzas del bien) es la originalidad del bueno o la del malo, o la de los dos. Muchas series de éxito se basan en el seguimiento transversal de la vida del bueno a lo largo de varias novelas en las que lo vemos enfrentarse a sucesivos enemigos.

Dazieri fabricó una primera novela de calidad que sorprendió, No está solo, sobre todo por la fuerza de la pareja investigadora. Ahora supera con nota el reto de la segunda de la serie, cuando ya no cuenta con la sorpresa que nos regaló en la primera. Lo compensa con un oponente formidable, uno de los más terribles que hemos visto en los últimos años. Cuando parece que ya se ha inventado todo, Dazieri introduce a Dante y a Colomba en medio de una trama de terrorismo, experimentos con niños, ONG’s, cárceles rusas y asesinos implacables y vengativos. La sombra de El Padre y algunos flecos de la primera novela de la serie planean por aquí, y es muy conveniente haberla leído antes. Dante y Colomba evolucionan, también la singular relación entre ellos.

Sin pretender tampoco hacer literatura, el italiano urde una trama destacable y evita los tópicos de hiper presencia de violencia (aunque la hay) y sexo (también hay detalles) tan comunes en estos territorios. Un libro que llama la atención. Dentro del estilo. Tantas novelas de crimen después, se agradece un autor que aún consiga producirnos un pellizco en el estómago.

El maestro de Vigevano. Mastronardi

De pocos libros habla Italo Calvino tan bien en sus cartas como de este. Es el que se lleva la palma de los elogios. Hay que saber que la poética que Calvino aprecia sobre las demás es la de la desnudez, la brevedad, la claridad, la transmisión de vida sin interferencias del escritor. Esto Mastronardi lo hace muy bien. La historia del profesor Antonio Mombelli, de su mujer y de su hijo Rino está contada con gran objetivismo, sin comentarios, sin apenas acceso a los pensamientos de los protagonistas. El resultado es de gran fuerza expresiva y credibilidad. A Calvino le debía dar bastante igual que se trate de una historia un poco asfixiante y poco estimulante, una vida de apariencias y frustración, de aspiraciones pequeñoburguesas de corto recorrido.

Cartas de Italo Calvino. Los libros de los otros

Excelente colección de cartas de Italo Calvino, unas trescientas (de un total de más de 5000), escritas cuando trabajaba como lector para la editorial Einaudi. Sus corresponsales son sobre todo autores italianos que publican entre los 50 y los 80. A veces, en notas, se recogen las cartas que provocaron la respuesta o las continuaciones.

Son impresiones de lectura y opiniones editoriales, escritas con rigor, seriedad, precisión, gran elegancia e incluso, a veces, fina ironía. Lee manuscritos de todo tipo de libros (ensayo, novela, poesía, memorias o teatro) y para todos tiene comentarios pertinentes que muestran gran dominio del oficio de escribir y grandísima cultura. No importa no conocer a la mayoría de los autores destinatarios de los textos, el libro es una lección magistral del arte de leer.

Sorprende tanta molestia en algo que sólo va a leer el destinatario y será archivado en la editorial. Dice de un quehacer profesional de un nivel al alcance de pocos.

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