Los hombres que no amaban a las mujeres

Larsson (1954-2004)

Empecé con ilusión esta novela y me cogió bastante. Se aprecia enseguida que es un libro trabajado, bien documentado en los temas que aborda, con personajes bien perfilados, sin vaguedades.

Hay dos líneas principales, la investigación del empresario mafioso y la de la desaparición de una chica hace cuarenta años.

Son interesantes:
– las reflexiones sobre el papel del periodismo,
– las noticias sobre el nacismo en Suecia,
– las explicaciones económicas,
– las reflexiones sobre la educación y la herencia genética (¿la educación en la infancia marca lo que uno ha de llegar a ser? ¿no somos realmente libres?),
– las palpables consecuencias de familias desestructuradas (hogares disfuncionales los llama).

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Shálamov

Minúscula ha emprendido la edición en seis volúmenes de los Relatos de Kolimá. He leído (y lo dejo) un tercio del primero. Shalámov cuenta en breves historias el infierno de Siberia. El estilo tiene fuerza: laconismo, contención y latigazo final. Con esos 12 relatos me he hecho perfectamente cargo de lo que quiere transmitir, así que no he visto motivo para continuar.

Todo es triste e inhumano en estas historias. Frío, hambre, sueño. Todo les da igual a los prisioneros. No creer, no temer, no pedir: las tres reglas principales del manual del preso.

Márkaris

Que una editorial literaria como Tusquets se interese por policiacos y negros debe significar que encuentra en esos autores algo más que simple entretenimiento. También, lógicamente, que tienen que comer.

Encuentro que Mankell hace tiempo que cuenta la misma historia, pero las primeras no estaban mal. Ahora he probado con el turco Márkaris y su Accionista mayoritario.

No me ha cogido. La subtrama del secuestro de la hija del poli se resuelve pronto y sin emoción; la trama principal del asesino de modelos publicitarios se reduce a que se encuentran tres cadáveres y al final aparece el asesino. En fin, una desilusión. El personaje del poli (Kostas Jaritos) te cae bien, tiene una vida familiar inusualmente normal en su ambiente y no hay escenas desagradables de violencia. Pero la historia no tiene chicha, le falta gas. Dicen que la primera de la serie, Noticias de la noche, es mejor. Pero yo no estaré ahí para comprobarlo. ¿Es que en Europa nadie sabe hacer lo que los norteamericanos?