El Club Dumas


Punto de Lectura está publicando la obra completa de Arturo Pérez-Reverte.

Si no lo han leído les recomiendo El Club Dumas. Pérez-Reverte no es un vulgar escritor de best-seller como se empeñan algunos críticos. Piensa en el lector, es concienzudo, viene de una tradición de escritores narradores de historias. Así explicaba este libro en una reciente entrevista que le hacía Juan Cruz:

P. Su libro más propio, por decirlo así, es El Club Dumas. ¿Cómo lo hizo?

R. Es uno de mis libros favoritos. En él cuaja toda mi vida como lector. Leo desde los seis años. Y crecí con libros toda mi vida. En casa tengo 20.000 libros en este momento. Un día estaba releyendo a Alejandro Dumas y de pronto vi la trama. El Club Dumas surge en un momento en que en España había que escribir como William Faulkner, y todo lo que era contar historias estaba mal visto. Entonces el libro surge como un desafío, en un tiempo en que no se hablaba de clubes ni de nada de esto; fui un pionero. Fue una apuesta, y es el libro más agresivo que he hecho en plan desafío a lo que se estilaba en ese momento. Una declaración de principios. Estaba más solo que la una. Es un libro con una estructura complejísima, con guiños a la literatura del siglo XIX, de donde saqué las herramientas. Es la novela de la que más he disfrutado. Pero sobre todo fue una patada en los cojones a los que tenían secuestrada la literatura en ese momento.

P. Estaba claro Dumas, ahí detrás. ¿Qué otras sombras visibles hay en el trasfondo de su obra?
R. Para mí las sombras siguen siendo las mismas, con una dosis de mi propia sombra. Cada semana sigo leyendo al azar a Virgilio, a Homero, a Chateaubriand, a Conrad. Leo páginas, leo registros…, para mí son sagrados. No los leo para deleitarme. Los leo como uno que va al gimnasio y hace flexiones. Es mi gimnasia, mi afinador de herramientas.

Thomas Becket

Hace tiempo que no leo teatro. Lo útimo bueno que recuerdo es el Becket de Anouilh. Me encantó. La historia es tan buena que es difícil estropearla. Anouilh hace hincapié en la mezquindad del rey, muy poco digno de ser servido. No se explica bien el cambio tan drástico que da Becket. Sólo dos actos. Diálogos y sentido de la historia clásicos.

Becket: “Hasta el momento de la muerte, nadie puede hablar de su valor”

El Rey (en otro momento) “…a las malas novicias y a las preocupaciones no hay que concederles demasiada atención, terminan siempre por comerse las unas a las otras, y al cabo de los diez años de da uno cuenta de que sigue viviendo. Al final todo se arregla”

Roth y sus escritores

Sigo adelante con mi judío favorito. Ahora es el turno de El oficio: un escritor, sus colegas y sus obras (2001).

Como era de esperar, nada de chorradas. Roth no pregunta a sus amigos escritores “¿Tu color preferido, sientes pavor ante la página en blanco, cuales son los fetiches que adornan tu mesa, escribes a pluma o en ordenador, necesitas escribir, tus escritores favoritos, tus traumas infantiles, el nombre de tu perro?” Roth sólo habla de cosas serias: política, sexo, religión, libertad, Kafka, censura, judaísmo, comercialización de la cultura, la responsabilidad del escritor. Resultan unas entrevistas muy inteligentes, profundas, esclarecedoras. Es la primera división.

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