Mis mejores lecturas (segundo semestre de 2022)

1. Ellas
Cuatro libros breves, inteligentes y sensibles, divertidos y sofisticados, agudos y humanos, en los terrenos de la opinión y de la memoria biográfica: Nora Ephron (No me acuerdo de nada), Milena Busquets (Hombres elegantes y Las palabras justas) y Marta D. Riezu (Agua y jabón).

2. Cine
He seguido con Garci (Las 7 maravillas del cine, Morir de cine y Noir), de gustos tan clásicos como normales, he aprendido con el contundente y muy exclusivo crítico Andrew Sarris (El cine norteamericano. Directores y direcciones, 1929-1968) y he disfrutado las interesantísimas memorias de Luis Buñuel (Mi último suspiro).

3. Emilio del Río
Apasionado divulgador de la antigüedad clásica, descubierto por mi en la tertulia radiofónica Cowboys de medianoche. He leído (más bien oído) sus tres libros (Calamares a la romana, Latin Lovers y Locos por los clásicos). La intención supera al resultado, pero apoyo sin fisuras todo lo que invite a Grecia y Roma clásicas. He seguido varias de sus recomendaciones, de las que destaco, sobre todo, la Anábasis de Jenofonte.

4. Marías
Ha muerto hace un par de meses. En este blog encontrarán bastantes comentarios a muchas de sus novelas y en Aceprensa un artículo donde resumo su trayectoria. He leído las que me quedaban, Berta Isla y Tomás Nevinson, que hay que abordar por ese orden y merecen la pena (sin ser las mejores).

En el apartado novelesco, sólo recordaré de este semestre, además, el clásico picaresco del francés Lesage (Gil Blas de Santillana) y una originalísima historia de Paul Torday (La pesca del salmón en Yemen).

5. Edad de Plata
Y lo mejor del semestre y seguramente del año. Desde la última vuelta del camino, los siete volúmenes de las memorias de Baroja. Insobornable independencia de criterio, compromiso con lo que es, examen personal razonablemente sincero e implacable y valiosísimo retrato de época. Me han gustado más que cualquiera de sus novelas que conozco, las he terminado con pena y no me he cansado de recomendarlas estos meses. (Nota: Hablo de los libros que publicó el autor entre 1944 y 1949 bajo el epígrafe Desde la… En 1917 había publicado Juventud, egolatría y entre 2005 y 2006 se han rescatado tres libros más con contenido ensayístico-autobiográfico. Los cuatro son de tono parecido a los siete de los que hablamos, pero no integran propiamente sus memorias).

La novela de un literato, memorias de Rafael Cansinos Assens. De los dos primeros tomos (uno y dos) ya he dicho algo y el tercero, que termina en 1936, es igual de bueno. Imprescindibles, como las de Baroja.

Feliz Navidad y mis mejores deseos para 2023.

La novela de un literato II (1914-1923)

Pedro Luis de Gálvez

Sigue este retrato único y magistral del Madrid literario de principios del XX.

Cabe preguntarse a qué se debe el acceso a todos y a todo de Cansinos, que ya ha publicado su primer libro en 1914 (El candelabro de los siete brazos) pero que sigue viviendo básicamente del periodismo. Concluyo que cae bien, es una buena persona, muchos le llaman «maestro»: escucha, tiene buen aspecto, cierto prestigio literario (lenguas, arte, no se vende como negro, no acepta censurar en traducciones,…). El periodismo abre muchas puertas y él se prodiga sin cansancio.

Abundan agudos contrastes de subespecies: escritores macho vs. cursis; intelectuales, académicos y eruditos vs. verdaderos poetas y novelistas; los que venden vs. los exquisitos; los padres de familia vs. los frecuentadores de burdeles vs. los homosexuales.

Se mencionan tertulias, cenáculos y revistillas: Pombo, La pecera, Los Quijotes. Homenajes, burlas, tresillo, filetes con patatas, gorroneos al grito de «se impone una ronda». Y tantas cosas más: la albórbola, el mecenazgo, el plagio, etc.

Colombine

Un adjetivo justo clava a cada tipo en su aspecto externo o catadura moral: dispéptico, mosqueteril, neurasténico, toreril, olímpico.

Vamos de un lado a otro:

  • El Olimpo: Unamuno, Valle-Inclán, Juan Ramón;
  • Los influyentes: Ramón, genio de la propaganda, Rubén (su muerte);
  • Novelistas: Trigo (suicidio), Wenceslao Fernández Florez (su nariz), el exitoso Blasco, Palacio Valdés (éxito, ego, burgués, ameno; prototipo para Cansinos de medianía decorosa), el Caballero audaz y sus novelas eróticas,…;
  • Poetas insignificantes: patéticos y risibles como Antonio Sancho (Asquea el ventisquero de la trata \ Cual hiede nausebunda la sentina \ …); gorrones dignos y simpáticos como Lasso de la Vega; directamente delincuentes como Pedro Luis de Gálvez (estafa, chantaje, agresiones, etc). El capítulo «hampones» es de antología, un mini tratado de golfemia literaria; el helénico Rafael Lasso de la Vega; Bóveda, el poeta gallego; Manuel Machado;
  • Dramaturgos: Dicenta (hijo), el exitoso Arniches, Muñoz Seca y los Quintero, Alfonso Vidal y Planas;
  • Mundo editorial: Blanco Fombona, Martínez Sierra (marido de Lejárraga);
  • Sudamericanos: Gómez Carrillo y su fama de espadachín; Borges (marzo 1920) «Un joven alto, delgado, con lentes y aire del profesor. Ha estado en Alemania, es políglota y tiene un enorme fondo de cultura. Aún no publicó ningún libro, pero ya en su país se hizo notar por su colaboración en revistas literarias»; la gran impresión que causó el innovador Huidobro;
  • Periodistas: Daguerre, Pedro de Répide;
  • Críticos: El carretero audaz, Caramanchel, Catarineu, Astrana Marín, Canedo;
  • Corrientes: Dadaísmo, Creacionismo, Futurismo, Ultraísmo;
  • Personajes: Pepe Bello (ILE, 27), Paco Torres (el Gran Simpático de La pecera); parásitos como Manuel Sawa (su hermano Alejandro ya ha muerto: el del perro que solo ladra a personas inteligentes); Buscarini (preparando sus memorias con 16 años); el borracho Heliodoro Puche;
  • etc, etc, etc.
Armando Buscarini

El ambiente queda coloreado con otros asuntos como los toros, la masonería, el sefardismo (el sabio Doctor Yahuda y su cátedra), algo de la política española del momento y de la Primera Guerra mundial o la muerte trágica de la Mata Hari.

Tras 13 años Cansinos quema las naves y deja el periodismo. Esta segunda parte termina con el comienzo de la Dictadura de Primo de Rivera, de quien, como de todos, se ofrece un vivo retrato.

Memorias de Cansinos Assens, La novela de un literato I (1882-1913)

Estupenda lectura que comparto enseguida con ustedes.

Nueva edición en Arca (2022) de las célebres y largas memorias del escritor sevillano Rafael Cansinos Assens (1862-1964), poeta, traductor y crítico, admirado por Borges. Largos e imprescindibles recuerdos que tienen fama de ser lo mejor que escribió. Se publicaron póstumamente en tres volúmenes entre 1982 y 1996 y ahora su hijo las reedita cuidadosamente en un solo tomo de tipografía algo apretada. Reordena el material, lo completa y lo pule, en una versión prácticamente definitiva de los manuscritos originales.

Estas páginas del singular escritor modernista, próximo al judaísmo, son un canto a la vocación literaria. Llenas de chispa y humor, producen una enorme impresión de vida. Documento de gran valor testimonial sobre la Edad de Plata de nuestras letras, las grandes y las pequeñas.

El subtítulo es descriptivo: hombres, ideas, efemérides, anécdotas. Un monumento a la bohemia, a las zahurdas de la literatura, a los que pasaron a la historia oficial y a los que no quedaron (la mayoría), todos ellos intoxicados de libros. Mucha miseria moral y gran entusiasmo por el arte.

Revistas, directores de periódicos, empresarios de teatro, tertulias, antros, teatrillos y burdeles; sablazos, hampones del arte, clientelismo, viciosos, picaresca; invertidos y cupletistas (La Fornarina, Safo, Raquel Meller…); censo interminable que retrata magníficamente a raros y olvidados (Colombine, Villaespesa, Sawa, Gálvez, Trigo, Carrere, Lasso de la Vega, Martínez Sierra, Mariano de Cavia, Noel, Radamés, de Hoyos, Rueda…) junto a los que han permanecido (Ramón, Azorín, Valle-Inclán, Baroja, JRJ, Camba, Darío, los Machado, Blasco, Benavente, …). Debates (y hasta duelos) entre los defensores de los cenáculos, el purismo y el arte y los perseguidores del éxito, el público y el dinero.

Novela-diario, memoria suya y de un tiempo, del que es testigo privilegiado. Cansinos está en medio de todo, y cuenta de primera mano. Sociología literaria, antología del fracaso, bohemia entre bastidores, concursos de egos. El conjunto es tan apasionante de leer como poco de admirar: una enciclopedia de pobres hombres que mata toda idealización posible del mundo cultural. El dibujo general de la mujer no es agradable tampoco.

Un detalle más: pueden descargar aquí un pdf gratuito que ha preparado la editorial. Notas y comentarios a «La novela de un literato» de Rafael Cansinos Assens.

Si quieren seguir con el tema, están los libros de Umbral (Las palabras de la tribu. De Rubén Darío a Cela. 1994; Diccionario de literatura. España, 1941-1995. De la posguerra a la posmodernidad, 1995; Los alucinados: personajes, escritores, monstruos. Una historia diferente de la literatura, 2001, y los de DE PRADA (Las máscaras del héroe, 1996; Desgarrados y excéntricos, 2001).

(Nota: Escribo esto al terminar la parte correspondiente a los años 1882-1913, primer tomo en la edición original).