Bobin. Resucitar y El Bajísimo

Bobin es un escritor francés clásico (inteligente, preciso, moralista) y a la vez atípico (solitario, contemplativo, cristiano). Su producción es numerosa (muchos breves libros) pero aún escasa en castellano. Autorretrato con radiador es extraordinario e inolvidable. Un pequeño vestido de fiesta es muy inferior y menos destacable. Resucitar, que acabo de leer, es casi tan bueno como Autorretrato. El Bajísimo, que acabo igualmente de terminar, tiene muchas cosas interesantes.

Resucitar gira en torno a la enfermedad y muerte de su padre. En realidad el tema es la derrota de la muerte. Asuntos: luz, Dios, amor, pureza, lo pequeño, la naturaleza, la mujer, la bondad y la santidad, la infancia. Sus libros escapan de clasificaciones: diario, aforismo, poesía o micro ensayo.

Bobin es positivo y proclama la simplificación. Una especie de predicador laico dotado de una clarividencia poco común. Un moscardón incómodo en el panorama intelectual racionalista y autosuficiente de nuestros vecinos.

El Bajísimo es el tercer libro que termino leyendo sobre San Francisco, después de los de Pombo y Chesterton. Vuelve a acertar en todo lo que dice sobre la Biblia, la verdad, la pobreza, la fe, la infancia. Dice algunas de las cosas más bonitas que he leído nunca sobre las madres. Un libro estupendo.

Por favor, quien tenga más Bobin que me los pase: La más que viva, Las ruínas del cielo, La presencia pura,…

Bobin y la lectura

BobinAutorretrato con radiador es un pequeño secreto a voces que comparto con mis amigos, un íntimo recuerdo que me hace sonreír a solas cuando veo tanta tontería como se publica, algunas de las cuales tengo que leer. Saber que existe y que puedo volver cuando quiera. Por eso he buscado ahora este otro tomito de Bobin, vacunado previamente contra la posibilidad de que no volviera a repetirse el milagro. Como así ha sido.

Un libro leve sobre la lectura, ocho piezas de confusa configuración. Creo que falla la concepción en el contenido y en la forma: narración con elementos de ficción pero con fines ensayísticos, prosa con aspiraciones de poesía pero buscando el aforismo. Un lío.

De todas formas se pueden espigar comentarios luminosos sobre la pasión por los libros. Personas volcadas en el mundo y en las cosas, y otras en las palabras y en la soledad (y, desde ellas, en la verdad y en la vida). El hombre social, útil, y el que no quita ni añade nada al mundo, simplemente lo abandona, el que “empuja ante sí el rebaño de sus pensamientos”. “Es difícil ir de lo inútil, la lectura, a lo útil, la mentira (el mundo)”

“Para qué sirve leer. Para nada, o casi. Es como jugar. Es como rezar”. “Leo para ver, para ver bien –mejor que en la vida- el deslumbrante dolor de vivir. No leo para que me consuelen, no leo para comprender”.

O la diferencia que puede encontrarse entre la lectura de la Biblia y la de un periódico.