Bufalino y Camilleri

Bufalino es un escritor de singular personalidad y estilo. Gusta de la hipérbole y del exceso poético, posee un universo verbal  barroco y sumamente expresivo. Tiene el aire inconfundible de la literatura, que es mucho más que redactar e incluso narrar, y que no depende de lo que se esté contando. En Perorata del apestado, su primer -y quizás más famoso- libro, sitúa a un grupo de personajes en 1946, en un sanatorio para tuberculosos de la Conca d’Oro. El tema es la muerte. Me han venido a la cabeza, leyéndolo, Cunqueiro y Calvino (Italo). NOTABLE.

• Como no tengo ahora paciencia para novelas, y tengo buen recuerdo de Un mes con Montalbano, busco otra colección de relatos de Camilleri. La Nochevieja de Montalbano. Se me hacen más pesados esta vez. Y eso que el italiano es original en todas las historias y eficaz siempre en el modo de llevar las narraciones. Y el comisario está muy conseguido. Creo que el problema soy yo. BIEN.

El beso de la sirena (Camilleri)

Un libro bastante raro y algo confuso. Pueden prescindir de él con toda paz.

Camilleri (Sicilia, 1925) deja por un momento la novela de intriga para contar una fábula extraña y algo desconcertante. La historia sigue cánones realistas en su comienzo -un campesino vuelve a Sicilia tras años en Estados Unidos, se asienta y busca esposa- para pasar a terrenos mágicos cuando resulta que la bellísima Maruzza, la elegida, es una sirena. Entre la fantasía y el realismo mágico, se van sucediendo hechos incomprensibles que son aceptados por Gnazio por amor, y que condicionan una vida familiar intensa y de lo más original.

Camilleri combina varios ingredientes sin que quede muy claro dónde quiere ir a parar. Hay un insistente tono telúrico de amor a la tierra que, en el caso de Gnazio, se combina con una fuerte aprensión al mar, justo lo contrario de lo que ocurre a Maruzza. Ella, a su vez, combina necesidades que no son de este mundo con otras instintivas y primarias. El libro resulta así una celebración rendida y crudamente carnal de la belleza femenina. Homero (Ulises) y Christian Andersen (La sirenita) están muy presentes en el relato, dotándolo de un aire mítico que lo hace más llevadero. Los diálogos son breves y esenciales, llenos de sabiduría ancestral, refranes, frases hechas y conocimientos rurales del pueblo llano.

Como sugiere Camilleri en la nota final, a veces hay que «cerrar los ojos para ver las cosas encantadas, aquellas que normalmente, con los ojos abiertos, no se pueden ver». Este es el pacto que debe aceptar el lector de El beso de la sirena, para descubrir que lo imposible se hace realidad por el amor.

Camilleri premiado

La muerte de Amalia Sacerdote es una historia de jueces, fiscales, abogados, policías, políticos, financieros, periodistas y mafiosos, y de una mano que controla la red. Todos resultan peones que carecen de una visión global de la estrategia. Además, el propio jugador de ajedrez hace también a veces de contrincante. Camilleri apura su ingenio y consigue cada vez tramas más sofisticadas y elaboradas, que requieren recapitulaciones y largas explicaciones cada poco para que el lector no se vea perdido. Basta decir aquí que todo ocurre en Palermo, que hay una joven asesinada y que su novio es el principal sospechoso, hechos basados en un caso real, el crimen de Garlasco.

Camilleri se apresura a anotar al final del libro que todo lo que cuenta es pura ficción. Sus motivos tendrá, aunque La muerte de Amalia Sacerdote, pese a que se está vendiendo así, no es propiamente un libro sobre la mafia sino sobre los hilos del poder y, en particular, sobre el papel de la información. En vez del habitual detective, el eje y ojo de la novela es la redacción de la RAI en la capital siciliana. Cuanto se va sabiendo es confirmado, sopesado y clasificado, valorado y dicho (o no); si se transmite, se hace al principio, en medio o al final, en el primer telediario o en el último, acompañado o no de declaraciones, y cada una de estas decisiones tiene motivos y consecuencias, provocan nuevos movimientos en la partida que pueden o no ser contados, y vuelta a empezar. Esto está muy bien explicado, y es el principal acierto de la novela, más que la trama criminal en si.

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