Jean D’Aillon

Hay fuentes históricas (La Rochefoucauld, De Brienne) que recogen el episodio del intercambio de joyas entre la corona inglesa y Ana de Austria y entre ésta y el Duque de Buckingham. Dumas toma el episodio y lo convierte en un apasionante episodio galante a mayor gloria de sus inolvidables mosqueteros. D’Aillon retoma el incidente y lo coloca en el epicentro de una vasta intriga política con la que España y los jesuitas quieren impedir un enlace matrimonial que uniría a Francia e Inglaterra. Athos y D’Artagnan son sustituidos por dos niños aventureros, estudiantes en un colegio de la Compañía en París, que se verán en la posibilidad de influir decisivamente en el desenlace del episodio.

El ambiente de la época está bien reflejado y como cuadro puede pasar, pero como historia novelesca resulta inflada y poco emocionante. Todo el marco histórico es muy conocido, y no hay sorpresa tampoco en el modo de mostrar la cara más oscura de la diplomacia, que no se para ante el espionaje, la extorsión o el crimen. Colocar en el centro del tablero a unos niños aventureros, simpáticos pero con limitados recursos, no contribuye a atrapar la atención sobre un episodio muy puntual y que deviene escasamente interesante en las manos de D’Aillon. Por otro lado, pese a los esfuerzos que puedan hacerse por comprender la mentalidad de la época, se ofrece una visión parcial, desagradable y opresiva de la religión católica.