Cuentos políticamente correctos

De los Cuentos infantiles políticamente correctos, de Finn Garner, lo interesante es la idea, un replanteamiento de clásicos con cierta sensibilidad moderna ilustrada. Cómo se contarían con la mirada de hoy sobre la mujer, el medio ambiente, los animales, el sexismo, la discriminación, las minorías, la injusticia, el racismo o el tabaco. El resultado es original y con una estupenda coña irónica que se ríe precisamente de lo que quiere supuestamente salvaguardar.

Así, el clásico leñador pasa a ser “un técnico en combustibles vegetales”, el rey desnudo en realidad sigue “un estilo de vida alternativo” o Caperucita, la abuela y el lobo terminan conviviendo en un “espacio de cooperación y respeto mutuos”. De un molinero se dice “afectado por una situación económica sumamente desventajosa” para evitar «pobre» o de una joven mujer que es «cutáneamente empobrecida en melanina» para no decir «una rubia».

El problema es que resulta más interesante la premisa que la ejecución. Consigues sonreír con el primero pero lo demás ya es todo un poco igual. Y hay un segundo volumen y un tercero (de navideños).

Mejor Grimm y Andersen, no lo duden, aunque celebro la ocurrencia de Finn Garner.