Cartas de Fontán

Disfruto con los epistolarios y los diarios, casi más que con las memorias. De estas tres formas de hablar de y sobre uno mismo, las cartas me parecen lo más sincero. Han llegado a mis manos de carambola  las que Antonio Fontán escribió a Agustín López Kindler, relacionados ambos sobre todo, aunque no sólo, por el latín. Es un elegante folletito de apenas 80 págs que me ha resultado gratísimo de leer.

Fontán es una personalidad sobresaliente y un auténtico maestro, y queda patente en estas páginas. Son un reflejo elocuente de la amicitia, compartir intereses, preocupación sincera por el otro, confidencias e intimidad. El castellano estupendo, el estilo pulido y un modo de decir que combina la familiaridad con la belleza. Pudor para hablar de sí mismo y elegancia para referirse a sus oponentes políticos. Las fechas recorren los últimos 20 años de Fontán, un ejemplo inspirador de morir con las botas puestas.

Me anoto echar un vistazo a la web de la Fundación que gestiona sus escritos y pongo en la mira sus traducciones para Gredos de Tito Livio, un autor que me gustaría leer más por extenso.