El protagonista es un arquitecto de cincuenta años que ha triunfado profesionalmente. Tiene malas relaciones con su familia, está amargado con su trabajo y su relación con la mujer con quien vive, con la que no está casado, está naufragando. Está cansado de todo y su amargura se le convierte en ironía apenas abre la boca. De niño-adolescente tuvo una relación con una mujer «especial» (también por el pequeño detalle de que era la madre de un amigo suyo; tipo «El graduado») que acaba de morir y de la que no sabía desde hacía años. Se reencuentra con su pasado y con su amigo de la infancia y, en éstas, inicia una nueva relación con otra mujer.
Un libro larguísimo para una historia penosa. Lo mejor de Gavalda es su estilo (ya comenté que me gustaron sus relatos), que también puede llegar a cansar un poco en su afán de sorprender y de probar cosas nuevas con las palabras.