Antes de pasar a otra cosa, les amplío el comentario de este libro de Marías, para aclarar mejor a qué me refería en la entrada que le dediqué.
Algunos de sus contenidos:
• Se lamenta de la pobreza actual de la gama de insultos (“El español es todavía colérico y digno, altanero y camorrista, displicente y valentón, y le gusta mucho decir la última palabra”).
• Hay ejemplos hilarantes de malas traducciones: un corresponsal en París de TV habla de “buque emisario” (Bouc émissaire = chivo expiatorio), o en una peli Holy Ghost se traduce como El Santo Fantasma (en vez de Espíritu Santo).