Murakami

Kafka en la orilla no es una buena novela. Ya les he dicho que no me cuadra mucho la fama de este autor en España o Francia. La gente debe ver cosas que yo no soy capaz de ver.

Kafka Tamura se escapa de casa a los quince años y va a dar a una biblioteca de una pequeña población japonesa donde es acogido para trabajar y vivir. Su madre y hermana abandonaron hace años el hogar y él huye también de un padre al que no se siente unido. Satoru Nakata sufrió un extraño accidente cuado era niño y quedó reducido a un amable ser fronterizo que sólo se siente a gusto entre gatos. Un hecho trágico le lleva a dejar su ciudad y el azar le lleva a Takamatsu, donde su destino se cruzará con el de Tamura.

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Relatos de Murakami

Después de cinco novelas publicadas, Murakami ha pasado de escritor de culto a autor de ventas y de prestigio internacional. Algunos escritores le idolatran, los reseñistas no se ahorran halagos y su nombre aparece los últimos años cuando se habla del Nóbel. Ahora se publican estos veinticuatro relatos, escritos a lo largo de veinte años, entre 1986 y 2006. Murakami es imprevisible, busca siempre sorprender. Como ha reconocido, deja volar sus ficciones al ritmo del jazz, con continuas improvisaciones y vericuetos. El resultado puede ser una amalgama de historias estrambóticas y algo desconcertantes (Kafka en la orilla) o novelas más sólidas y terminadas (como Tokio blues). En el prólogo plantea que sus novelas, frondosas e incontenibles, son como plantar un bosque y hacer relatos como plantar un jardín, algo planificado y controlado.

Es el primer párrafo de una reseña que acabo de preparar para Aceprensa. Sólo había leído antes Kafka en la orilla y no me gustó nada: surrealista, obscena y confusa, a pesar del estilo fácil y agradable de la escritura. Estos relatos me han gustado más, sin entusiasmarme. El problema de Murakami empieza cuando pretende dar ideas, endebles y con una filosofía de almanaque: “el hombre únicamente se teme a sí mismo”, “todo, de lejos, parece muy bonito”, “una persona, desee lo que desee, nunca puede dejar de ser ella misma”, y cosas así. Para mi sigue siendo incomprensible el fervor que despierta este escritor, claramente sobrevalorado.