Notas dispersas. Josep Pla

Estos dos tomos gordos de Espasa contienen la traducción al castellano de cuatro de los Diarios publicados de Pla: tres largos (El cuaderno gris, Notas dispersas y Notas del crepúsculo) y uno ligero (Notas para Silvia). El primero y más famoso se publicó en catalán en 1966, tras una revisión completa de esas notas de 1918 y 1919. Me gustó mucho en su día. Las Notas dispersas, que leo ahora, terminan hacia 1960 y, como en El cuaderno gris, incluyen opiniones sobre todo tipo de cuestiones.

Son notas surgidas al azar, a veces sobre la marcha, otras veces con largos años de distancia: notas de recuerdos, de reminiscencias, de lecturas, de cosas vistas, de escenas que me han venido a la memoria, de obsesiones guardadas en ella largo tiempo, de impresiones inmediatas y casi diría fulgurantes. Estas notas están impresas en este libro sin ningún orden visible, tal como surgieron al paso de los días y los años.

Encontramos párrafos de extensión variable sobre la inflación en Alemania, la tramontana en el Ampurdán Pequeño, los milagros, montar en bicicleta, los seudónimos empleados por Stendhal, el alioli, el individualismo o la marcha de los fascistas sobre Roma. Todo salpicado de un moralismo socarrón muy inspirado en sus bien conocidos escritores franceses del XVIII.

Aquí he encontrado la recomendación exacta que había citado otras veces al voleo:  «Pasados los treinta y cinco años, leer novelas es un síntoma de primariedad muy acusado». Es más estricto al respecto que su admirado Léautaud, que nos deja leerlas hasta los 50.

Donde más brilla, en mi opinión, es en los comentarios literarios y en los retratos.  Lee (y cita) en italiano, inglés y, sobre todo, en francés. También conoce a fondo la literatura en catalán. Pla es muchas cosas: epicúreo, sentencioso, muy crítico con la religión, inteligente, con sentido común, solitario. Un conservador agnóstico y materialista. Sobre todo, un gran escritor aferrado a lo concreto y ajeno a toda afectación. Su humor, agudeza y estilo limpio procuran gran placer al leerle, aún sin convenir en todas sus opiniones.

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Vida de Manolo. Pla

PLA_Vida_ManoloMe desanimo con el tamaño (y el tipo de letra) de los dos volúmenes de Diarios que completan El cuaderno gris, que son a por lo que iba, y termino llevándome esta breve y original biografía. Creo que es la primera vez que leo la vida de alguien que no me interesa nada empujado sólo por el estilo del que la cuenta.

El escultor catalán Huguet pasó mucha hambre en su vida, conoció el mundillo artístico de París de principios del XX y terminó haciéndose un cierto nombre, más como tipo gracioso e insobornable que como gran artista, según he deducido.

El libro de todas formas es estupendo por la prosa de Pla, “vívida, plástica y precisa, con el don excepcional del adjetivo”, como dice Herralde en el prólogo. Sorprende que haya elegido la primera persona para dar a conocer a su biografiado, pero el resultado es bueno. Las referencias a Boswell (con Johnson) y a Eckerman (con Goethe) están en su punto de mira al concebir el libro pero el resultado es muy distinto, aunque satisfactorio.

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