Seth. Un buen partido

La viuda Rupa Mehra quiere casar a Lata, su hija menor.  Hay un candidato en la familia de su nuera, otro es un ejecutivo de una empresa de calzado y el tercero se lo busca Lata por su cuenta. Un poeta rico, un hombre práctico y en principio adecuado y un musulmán que representa la pasión y el riesgo. Estos, las familias de todos ellos y muchos personajes más configuran este inmenso fresco de la cultura india.

Los hechos se sitúan en torno a 1950 y todo lo que ocurre transcurre más o menos en un año. Casi todos los personajes pertenecen a la élite: castas superiores, mundo académico, político y económico. También aparecen trabajadores, mujeres de compañía-cantantes, líderes religiosos y sirvientes.

El libro es imposible de resumir: hindúes y musulmanes, campo y ciudad, ricos y pobres, India y Pakistán, la herencia anglófila, la modernidad y la tradición, Delhi-Calcuta-Brahmpur, la reforma agraria, la fabricación de zapatos, los partidos de polo y cricket, las ceremonias religiosas, la música urdu, el calor por todas partes. Escribir este libro es una proeza titánica.

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Ladrillo Seth

Un buen partido.

Después de más de dos años esperando su momento en mi estantería, me he puesto con ella en este largo y caluroso agosto. Desde la mitad estaba ya deseando terminarla porque:

1. No me interesa especialmente la cultura india, tan alejada de la mía;
2. Sólo me han cogido algunos de los personajes;
3. El perfil de la intensidad de todo lo que ocurre es medio-bajo, con escasos clímax y ni siquiera mínimos sobresaltos;
4. La letra es pequeña y el volumen pesa varios kilos, con lo que es incómodo de leer en casi cualquier sitio y postura;
5. Me ha colapsado tres semanas, con otras cosas antiguas y nuevas que habían ido surgiendo y poniéndose a la cola.

Nada de esto tiene mucho peso pero mi impresión actual al terminarlo es de auténtico alivio y mis deseos de recomendar este libro mínimos, así que dejaré para otro día, más en frío, mi comentario, porque la novela tiene su valor.