Fabricar un libro

O como sacarse un librito de la manga.

Hay personas a las que les pasan cosas y personas que saben contarlas con gracia. Stewart tiene estas dos cualidades, además de las de ser un aventurero, un tipo sencillo e idealista y alguien lleno de curiosidad y con evidente don de gentes. Un buen día dejó Inglaterra y se compró un cortijo en la Alpujarra granadina. Esta experiencia la contó con éxito en Entre limones y en Un loro en el limonero. Antes hizo otras muchas cosas: entre ellas esquilar ovejas, viajar, conducir aviones, aprender cocina francesa, o tocar en un grupo de música. También aprendió a navegar y es lo que nos cuenta ahora, un viaje por las islas griegas y otro por el Atlántico norte.

Es el clásico libro de viajes, lleno en este caso de detalles marineros, con su jerga característica, contado con las cualidades de Stewart que se señalaban al principio. Pasajes exóticos, choque de culturas, camaradería, peligros, sentido del humor, capacidad de disfrutar de cosas pequeñas y sencillas. No hay pretensiones literarias, sólo el valor de compartir experiencias de modo amable. El material parece endeble para hacer con él un libro, aunque se hayan añadido al final algunos poemas, pero proporciona un rato de agradable lectura incluso para los que no tengan afición al mar.