Presentación de libros

El lunes, día del libro, estuve de tertulia con un grupo de universitarios en el Colegio Mayor Albayzín (Granada), y les hablé del papel de la crítica, de qué les pueden dar los libros, de Dumas, de Faulkner, y de todo lo que se me ocurrió o preguntaron. Todo en plan coloquial y familiar. Unos minutos antes, elegí varios libros que tenían en la biblioteca en ese momento y se los presenté y repartí.

Aquí les dejo con María Dueñas, Roald Dahl y Domingo Villar. Un minuto para cada libro.

Ojos de agua. Villar

La novela negra tiende a caer en los extremos escabrosos, hiperviolencia, corrupción y sexualidad desbocada. Eso pasa en casi todos los españoles que frecuentan el género. Quizás por eso la irrupción de Domingo Villar, con otros aires, ha llamado la atención. Con sólo dos novelas se ha colado en los primeros puestos, incluso en el de honor, y ha sido destacado dentro y fuera de nuestro país. Ya les hablé de su segunda novela, y ahora he leído la primera.

Ojos de agua me ha parecido algo más floja, pero también de calidad. Una turbia historia de homosexualidad y crimen. La presentación de la pareja Caldas (gallego)-Estévez (aragonés). Lenta pero sin divagaciones, aunque algo apresurada al final. Buena trama (aunque no súper), buenos diálogos y, sobre todo, buenos personajes y excelente ambientación: qué pasa por la cabeza de Caldas (su padre, Alba, la radio), qué come, que música oye, cómo huele Vigo.

En fin, que me encanta poder recomendar por fin a un español de literatura policiaca.

Lindell

Marian Dahle acaba de incorporarse a la brigada criminal de la policía de Oslo. Su infancia difícil de hija adoptada le ha dejado tocada para su relación con los demás, y no será fácil su integración en el nuevo grupo, liderado por Cato Isaksen, pese a demostrar repetidamente su intuición y tenacidad, junto a su capacidad para juntar piezas y adelantarse. Se enfrenta a dos casos, quizás relacionados: la desaparición de un niño y la muerte de una inmigrante ilegal.

La narración es extraordinariamente intensa, tanto en la descripción de la investigación criminal, resuelta en una compleja y sorprendente secuencia de hechos, como en la evolución de las relaciones de Marian con sus nuevos compañeros, especialmente con su jefe inmediato. Hay un buen equilibrio entre los dos ejes de la novela, en la que queda claro desde el principio que la intriga policial no es el único ni principal motor. Una prueba es que el lector suele saber cosas antes que los investigadores, cuando lo normal es que las descubran a la vez. La autora esquiva el fácil reclamo de la violencia explícita y brutal y trata sin detalles los elementos más morbosos de algunos momentos de la trama. El estilo es cuidado y muy atento a lo psicológico, sin descuidar los hechos.

Continuar leyendo «Lindell»