El camino del escritor

Un escritor nace del talento y del tiempo… tiempo para observar, estudiar, pensar. Por consiguiente, no puede permitirse el lujo de desperdiciar una sola hora ganando dinero para cosas no esenciales. A menos de que se tenga la suerte de haber nacido rico, es mejor prepararse para vivir sin demasiados bienes terrenales. Es preciso decidir qué es más importante para uno: vivir bien o escribir bien, y no atormentarse con ambiciones contradictorias.
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(Stephen Vizinczey)El camino del escritor, de principio a fin, está lleno de espinas, clavos y ortigas, y por eso una persona de sano juicio debe apartarse por todos los medios de la escritura.
(Antón Chéjov)

[Fuente: Guillermo Samperio, “Cómo se escribe un cuento», 2008]

Astillas y cerillas

Una interesante cita sobre el talento y la suerte.

Cree que todos los escritores serios tienen vocación, una especie de llamada mística. Lo que explotan no es su inteligencia, ni su formación, sino un don glorioso que es también una obligación. Y cree que yo lo tengo. Se pregunta cómo no he escrito nunca poesía, piensa que soy un poeta frustrado, y me sorprende recitando unas líneas del único relato mío que ha leído (el único que he publicado por ahora), para ilustrar lo que llama la brillantez yio personal de mis imágenes, mi sentido del espacio, mis aciertos verbales. —Tú sabes hacerlo —dice casi lastimero—. Se pueden pasar años estudiando y no aprender a hacer lo que tú haces. Tú sabes hacerlo desde el primer párrafo de tu primer relato. Y ahora has vuelto a lograrlo. En una semana. Dios santo, a mí me lleva una semana sacar punta a los lápices y asentar el trasero en la silla con comodidad. Te envidio. Eres un instrumento que no da notas desafinadas. Tienes tu camino.
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Cosas agradables de oír, aunque oírselas a él me incomoda un poco. Asimilo los elogios, pero me siento en la obligación de quitar importancia a mi talento. Creo que la mayoría de las personas tienen cierto grado de talento para alguna cosa: formas, colores, palabras, sonidos. El talento anda por dentro de nosotros como las astillas a la espera de una cerilla, pero algunas personas con un don tan grande como los demás son menos afortunadas. El destino nunca suelta una cerilla junto a ellas. No es el momento adecuado, o tienen mala salud, o poca energía, o demasiadas obligaciones. Lo que sea.
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(…) ¿De qué sirve tener un as si todas las otras cartas que tienes son muy malas?
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(…) Totalmente imbuido de la convicción de que lo que escogemos nosotros no está más allá de nuestras fuerzas, le conmino a que vuelva a escribir otra vez, a que lo saque de dentro, a que no permita que nadie le desanime. Al fin y al cabo ya terminó los cursos de doctorado; su vida es lo que él quiera hacer de ella; ya ha aprobado todos los exámenes que se le exigían. Me siento con esa confianza insoportable que da un pequeño triunfo.

[Fuente: En un lugar seguro (1981), Wallace Stegner]

Libros necesarios

Un libro sólo debería ser escrito cuando fuera necesario. Lo que significa: cuando respondiera a una necesidad, consciente o no, del lector. Cuando el autor sintiera la necesidad de mostrar al público un camino nuevo, de proporcionarle la solución de un problema o de ofrecerle una visión en profundidad de algún aspecto de la realidad, en sustitución de otra, compartida por muchos, banal y falsa; cuando el escritor advirtiera, en fin, que había alcanzado un nivel más alto en su evolución interior y cuando considerara que tenía algo inédito que decir.
Los libros innecesarios -y son legión- sólo sirven para descorazonar a los lectores, para trivializar el acto de la lectura, y su multiplicación en nuestros días sólo puede deberse a la necesidad comercial de las editoriales de producir máximamente.

Leopoldo Azancot.