Falcó, el espía de Pérez-Reverte

falcoMe lo podía haber ahorrado. Me he pasado media vida defendiendo a Pérez-Reverte, pero ya con sus últimos libros ni lo había intentado. Siempre es lo mismo pero, al menos, de él esperamos entretenimiento. Ahora le concedo una tregua con su espía en la GC española. Y vuelvo a tener la impresión de estar leyendo siempre el mismo libro.

Alatriste me caía bien pero este nuevo personaje es bastante impresentable. En palabras del autor: “Es un tipo amoral, sin escrúpulos, sin ideología; es un mercenario de sí mismo, un golfo, un vividor, un mujeriego, un asesino. También encantador, guapo, simpático, elegante. Me permito el lujo de no darle una ideología, de hacerlo un oportunista. Falcó es amoral, carece de códigos”. Qué más se puede añadir a esto.

Básicamente cuenta el plan de rescate de José Antonio de la cárcel de Alicante. Es entretenido y la ambientación es cuidadosa (P-R es un profesional). Pero, con un personaje así, ¿qué se puede hacer?

Comprar el libro en Amazon

Pérez-Reverte y los grafiteros

PEREZ_REVERTELex, historiadora del arte, busca al clandestino y mítico grafitero Sniper para hacerle una propuesta millonaria. Al menos es la intención declarada.

Me ha gustado un poquito más que las últimas, aunque sigue lejos de las primeras. Es breve, se deja leer y se resuelve sin dilación. He aprendido algunas cosas del ambiente de los grafiteros (“Si es legal, no es grafiti”) porque, como de costumbre, el autor se informa a fondo y cuida bien la ambientación. Hay comentarios sobre la relación de arte con la tragedia, con la crítica convencional, con el dinero, con lo efímero, con la verdad y la mentira.

Esta novela no vale un cinco por ciento de, por ejemplo, El club Dumas, pero será ésta última la que tendré en mente dentro de dos años y volveré a P-R, a ver si despierta de sus (discutidos) laureles.

El tango de la Guardia Vieja

Siento constatar que se confirma la sequía de Pérez-Reverte. Y ya son años. Sigo opinando lo que ya dije con El asedio. Esta vez pintaba mejor, pero la ensalada ha fallado. Una historia de amor en tres actos (1928, Buenos Aires; 1937, Niza; 1976, Sorrento) con muchos ingredientes pintorescos, aventuriles y reverterianos: el tango, el ajedrez, los espías. Una tórrida historia de amor entre dos de sus famosos héroes gastados, cínicos y cansados.

Pero los que estamos cansados ya de verdad somos sus lectores, que ya sólo le aguantamos despiertos en los Alatristes. Este tango se me ha hecho muy largo y lo he leído sin ganas desde la mitad: ¿demasiadas cartas en la baraja, demasiado sexo raro, demasiado desnortamiento existencial? Sus topicazos de siempre («España, ese lugar triste, rencoroso y con olor a sacristía»), sus personajes liberados (“la moralidad es algo pasivamente injusto”) y sin embargo –o por eso mismo- tristes, sus frasecitas (“Un hombre debe saber cuándo se acerca el momento de dejar el tabaco, el alcohol o la vida”). Como siempre, todos los mimbres muy trabajados y la ambientación impecable, pero la historia, por decirlo en una palabra, me ha parecido un auténtico rollazo.

Y no gasto una palabra más en hablar de esto por muchas montañas promocionales de libros que me monten en las librerías.