Todo está terminado

Apagá y vámonos

Para explicar el origen de este dicho, debemos relatar un original desafío sostenido hace siglos por dos sacerdotes del pueblo de Pitres, en Granada. Sucede que ambos clérigos eran aspirantes a una capellanía castrense y decidieron un día apostar a cuál de los dos sería el que dijese la misa más rápidamente, es decir, en menos tiempo. Una vez dispuesto el día de realización del original «duelo», el primero de ellos subió al altar y dijo: «Ite, misa est», forma que hoy equivale a lo que los sacerdotes católicos expresan cuando dicen: «Hemos celebrado la Misa. Podéis ir en paz». El segundo, que ya veía que su contrincante había sacado ventaja, dudó un instante, giró, miró a su monaguillo y le dijo: «Apagá y vámonos», con lo que a nadie le quedó duda de que su «misa» había sido la más breve. En la actualidad, suele usarse este dicho para dar a entender que en cierto lugar nada queda por hacer y está todo terminado.

A lo loco

A tontas y a locas

Según el Diccionario de la Real Academia Española, significa “hacer una cosa con desbaratamiento, sin orden ni concierto”. Es frase muy antigua, que se encuentra ya en Don Quijote en los versos truncos, de cabo roto, que dirige Urganda la Desconocida, en la parte poética preliminar de la novela. Por cierto que entonces Cervantes, jugando con el vocablo, emplea esta segunda imagen no sólo como expresión adverbial sino en su simple sentido, llamando tontas y locas a las doncellas que se entretenían en vanas locuras.

Algo parecido pasa con la historieta atribuida al dramaturgo contemporáneo Jacinto Benavente, a quien, habiéndole propuesto unas damas que pronunciara una conferencia en un club femenino, allá por los años veinte de nuestro siglo, contestó que no le gustaba improvisar, hablar “a tontas y a locas”, jugando con el sentido literal y el sentido adverbial del vocablo. Aunque es posible que se expresara tan sarcásticamente, es seguro que la frase no era suya.

Efectivamente, el licenciado Juan de Robles en su primera parte de El culto sevillano, obra del siglo XVII, escribe, refiriéndose al fraile agustino fray Juan Farfán: “Convidáronle ciertas monjas para predicarles un sermón grave, dándole poco lugar de estudiar. Subióse al púlpito y escusóse de ello y remató la escusa diciendo: «Pero al fin, hoy predicaremos a tontas y a locas, como pudiéramos»”. Éste debió de ser un chascarrillo bastante vulgar en los postreros años del siglo XVI puesto que se registraba también en los Diálogos de apacible entretenimiento de Gaspar Lucas Hidalgo (Barcelona, 1605). Y asimismo en Luis Quiñones de Benavente, en el siglo XVII, pues el personaje Cosme dice en su Entremés del soldado: «De aquestas palabras pocas no os agraviéis, damas, no; que ya se sabe que yo lo digo a tontas y a locas».

Locuciones latinas IV

Ad personam
Reservado para una persona determinada.
En los envíos, esta advertencia indica que la misiva sólo debe ser entregada o abierta por el destinatario.
No confundir con ad hominem.

Ad portas
En las puertas (frase que se solía decir ante los posibles avances de Aníbal sobre la ciudad de Roma). En sentido figurado, se dice que algo se encuentra ad portas cuando está muy próximo a acontecer o es inminente.
Ej: «Con una explosiva devaluación monetaria ad portas, la estabilidad de la economía nacional es incierta».