Saber coger el tren

A la ocasión la pintan calva

Los romanos personificaban a la diosa Ocasión como una mujer hermosa y con alas, como símbolo de la fugacidad con que pasan ante el hombre las buenas ocasiones u oportunidades. Parada en puntas de pie sobre una rueda y con un cuchillo en la mano, la diosa Ocasión tenía una cabeza adornada por delante con abundante cabellera, mientras que por detrás, era totalmente calva.

De manera que, al decir «tomar la ocasión por los pelos», se entendía que debía esperársela de frente, cuando ella venía hacia uno, donde se tendría la oportunidad de tomarla, ya que una vez que había pasado -y al no tener pelos por detrás- sería imposible agarrarla.

Con el tiempo, la expresión perdió algo de su sentido original y comenzó a ser utilizada para dar a entender que una cosa se logra más por suerte que por capacidad. Respecto de la variante «(a) la ocasión la pintan calva», alude a la posibilidad inminente de alcanzar un logro y que por ninguna causa puede desperdiciarse la oportunidad.

Tocayo

Es mi tocayo

Según el Diccionario, se dice respecto de una persona, otra que tiene el mismo nombre. Esta palabra tiene su origen en la fórmula que empleaban los romanos en el matrimonio de confarreatio, celebración solemne reservada a los patricios. Cuando la comitiva nupcial llegaba a la puerta de la casa del futuro marido, éste, saliendo a su encuentro, preguntaba a la que iba a ser su esposa:–¿Quién eres tú?
Y ella respondía con la siguiente frase sacramental:
Ubi tu Caius, ibi ego Caia. (En donde tú seas llamado Cayo, a mí me llamarán Caya).
Con esta frase, el matrimonio se decía algo así como que «allí donde tú y yo estemos, seremos iguales, sin que nos diferenciemos ni en el nombre». O sea, que eran tocayos.

Comprometer

Poner en un brete

Para entender el significado de este dicho primero hay que definir qué es un brete. Este vocablo designa un instrumento de tortura empleado en el siglo XVI. Se trataba de una especie de cepo o prisión de hierro que se ponía a los reos en los pies para que no pudieran huir. Por extensión se llamó brete al calabozo o la cárcel. En la actualidad, la frase poner en un brete significa colocar a alguien en una situación comprometida o apurada. Como curiosidad, en la época del Arcipreste de Hita, es decir, a mediados del siglo XIV, el brete era un eficiente reclamo de caza.