Es el fin

Morder el polvo

Los caballeros de la Edad Media, cuando se sentían mortalmente heridos, tomaban un puñado de tierra y lo mordían, como beso postrero de respeto y despedida a la madre Tierra, que los había sustentado y que ahora iba a recibirles en su seno. Este ritual dio lugar a la expresión morder el polvo, que equivale a humillarse, a darse por vencido.

Nada que hacer

No hay tu tía

Expresión que se emplea para recalcar que algo carece de solución. Tiene su origen en un ungüento medicinal que en épocas pasadas se aplicaba como remedio para todos los males, la atutía o tuthía, vocablos que derivan del árabe altutiyà. Este compuesto, que fue empezado a ser utilizado por los árabes con fines oftalmológicos, no es otra cosa que una mezcla de óxido de cinc y otras sales metálicas que se adhieren formando una costra grisácea en las paredes de los hornos donde se trabaja con derivados de ese mineral.

El dicho «no hay tu tía», que es una modificación de no hay atutía, se empleaba para indicar que una enfermedad no tenía remedio ni aplicando el virtuoso preparado.

 

Puntualicemos

Poner los puntos sobre las íes

Según el Diccionario de modismos, de Ramón Caballero, esta expresión significa «concretar, determinar, acertar, sintetizar, por lo común con daño o contrariedad para alguno». La adición del punto sobre la i minúscula data del siglo XVI. El folclorista Joaquín Bastús comenta que «cuando se adaptaron los caracteres góticos era fácil que dos i se confundieran algunas veces con una u, y para evitar confusión se introdujo la costumbre de poner encima unas tildes, acentos o virgulillas, y este uso se extendió hasta la i sencilla». Estos acentos o virgulillas pasaron a ser puntos sencillos a principios del siglo XVI, «y este cambio adaptado por algunos copistas, parecía quisquilloso a algunos otros, y de ahí vino la locución de poner puntos sobre las íes».