Acertar

Dar en el clavo

Esta expresión, seguramente, será asociada por el lector con la acción de martillar, clavar… y nada más alejado de la verdadera procedencia del dicho. En la Antigüedad, existía un juego infantil llamado «hito», que consistía en fijar un vástago o un gran clavo a cierta distancia de los participantes quienes, desde su lugar, arrojaban unos tejos anillados de hierro, de manera que el éxito en el juego lo lograban quienes conseguían acertar con el aro en el hito. Y como el hito solía ser de hierro -por lo general, se trataba de un clavo- la expresión dar en el clavo vino a significar lo mismo. Con el tiempo y como sucedió con casi todos los dichos populares, la gente comenzó a utilizarlo con otro sentido, en este caso, como equivalente de acertar en la solución de alguna cosa complicada y difícil.

Reinando

Como Pedro por su casa

Dícese de la persona que se mueve con desenvoltura en un lugar que no le es propio. En ocasiones tiene un significado peyorativo, porque se trata de un intruso cuya actitud es impertinente, arrogante o excesiva.  Pedro es un nombre que se da a cualquier individuo, para personalizar muchas frases hechas, dichos o refranes. Especialmente, Pedro parece representar al dueño o al amo de una casa, amparándose en las palabras cristianas según las cuales San Pedro era la piedra angular o primera piedra de la Casa de Dios. Algunos autores, sin embargo, han tratado de identificar a este Pedro con Pedro I de Aragón (siglos XI y XII) aludiendo a un antiguo dicho: “Entrarse como Pedro por Huesca”, aludiendo a la poca resistencia que tuvo este rey en la torna de dicha ciudad.

Desentenderse

Cargar con el muerto

Según las leyes medievales, cuando en la jurisdicción de una localidad era hallado el cuerpo de alguna persona muerta en circunstancias extrañas, si no era posible determinar la identidad del homicida, el pueblo donde había sido encontrado el cuerpo estaba obligado a pagar una multa llamada homicidium u omecillo. A causa de esto, y con el fin de eludir el pago de la multa, cuando se hallaba un muerto en las calles, los habitantes del pueblo en cuestión se apresuraban y, de común acuerdo, levantaban el cuerpo y lo trasladaban a alguna localidad vecina, de manera que la responsabilidad del crimen recayera sobre ésta y, en consecuencia, fuera ella la que debiera hacerse responsable de pagar la multa correspondiente. Con el tiempo, el dicho comenzó a aplicarse -en sentido figurado- como equivalente de la pretensión de descargar sobre otro la culpa por algún delito o falta cometida. En la actualidad, el dicho cargar con el muerto conserva el mismo valor.