Solo ante el peligro


Dejar en la estacada

La «estacada» era el campo de batalla contruido con estacas donde se celebraban los desfiles solemnes, los torneos y demás competiciones entre caballeros. De ahí se llamó figuradamente «quedarse en la estacada» a ser vencido en una disputa o perder en una determinada empresa; y «dejar a alguien en la estacada» a abandonarle en un momento delicado o peligroso.

Empezar bien

Con el pie derecho

Esta es una expresión que desde hace mucho tiempo solemos utilizar para significar el comienzo favorable de una empresa, aunque comúnmente se sostiene que la locución es una forma residual de alguna práctica supersticiosa. Lo cierto es que tiene su origen en la rúbrica de los Misales donde se prescribe que el celebrante, una vez comenzado el introito y al disponerse a subir las gradas del altar, debe iniciar su marcha con el pie derecho, esto es, entrar con el pie derecho.  Por extensión, comenzó a aplicarse el dicho para referirse a la acción que prenuncia la buena suerte necesaria en la iniciación de una tarea y su culminación con éxito.

Gorrones

Comer de gorra

Este dicho nos remonta a la época en que los estudiantes vestían de capa y gorra. Y sucedía que, como buenos estudiantes, tenían un apetito voraz a causa del tremendo desgaste que significaba responder a las exigencias de las universidades de entonces. Sumado a esto, como muchos de ellos provenían de lugares distantes de las grandes ciudades a las que acudían en busca de la excelencia educativa, no tenían dónde recurrir cuando sus hambrunas eran insostenibles. Por eso, debían agudizar su ingenio y acudir a picardías propias de la edad para poder llevarse algo al estómago. Uno de los recursos era meterse «de colado» en las fiestas de bautismos, cumpleaños o casamientos importantes, repartiendo reverencias y ceremoniosos gorrazos (saludos hechos con la gorra) y permaneciendo mudos y aislados durante la celebración para no ser detectados por los anfitriones, pero dando cuenta de los apetitosos manjares que se servían en la ocasión. De ahí, que a esta clase de «invitados» se les llamase despectivamente capigorrones, de donde -por analogía- surgió la expresión comer de gorra, en alusión al hecho de poder hacerlo merced a los saludos realizados con ese elemento.