La técnica en la escritura

E.: ¿Qué técnica utiliza para alcanzar su estándar?
W. F.: Deje que el escritor se dedique a la cirugía o a la albañilería si lo que le interesa es la técnica. No existe una manera mecánica de escribir, no hay atajos. El escritor joven sería un estúpido si siguiera una teoría. Enséñate a ti mismo por tus propios errores: la gente sólo aprende a partir de los errores. El buen artista cree que nadie es lo bastante bueno para darle consejos. Posee una vanidad suprema. Por mucho que admire al viejo escritor, quiere superarlo.
……….
E.: Entonces ¿niega la validez de la técnica?
W. F.: De ninguna manera. A veces la técnica se ocupa del sueño antes de que el propio escritor pueda encargarse de él. Ese es el tour de forcé y la obra acabada consiste simplemente en colocar bien apilados los ladrillos, dado que el escritor debe conocer todas y cada una de las palabras hasta al final antes de escribir la primera.(…) Pero cuando la técnica no interviene, la escritura también resulta más fácil en otro sentido. Porque en mi caso siempre hay un punto en el libro en el que los propios personajes se alzan y se encargan de las cosas y terminan el trabajo, digamos que en algún punto en torno a la página 275. Claro que no sé qué ocurriría si terminara el libro en la página 274. La cualidad que un artista debe poseer es la objetividad para juzgar su trabajo, además de la sinceridad y la valentía de no engañarse sobre él. Dado que ninguna de mis obras ha cumplido con mis propios estándares, tengo que juzgarlas basándome en la que me causó más dolor y angustia, al igual que la madre ama al hijo que se convirtió en ladrón o asesino más que al que se hizo cura.

Entrevista a William Faulkner en Paris Review, 1956.

Lápiz y papel

El escritor no necesita libertad económica. Sólo necesita lápiz y un poco de papel. Nunca he visto ningún escrito bueno que proceda de haber aceptado dinero regalado. Un buen escritor nunca presenta una solicitud a una funda-ción. Está demasiado ocupado escribiendo algo. Si no es de primera, se engaña diciendo que no tiene tiempo o libertad económica. El buen arte puede proceder de rateros, contra¬bandistas o ladrones de caballos. La gente realmente tiene miedo de descubrir cuántas penurias y pobreza puede soportar. La única cosa que puede alterar a un buen escritor es la muerte. Los escritores buenos no tienen tiempo para preocuparse por el éxito o por enriquecerse. El éxito es femenino y es como una mujer: si te encoges ante ella, te anulará. Así que hay que tratarla enseñándole la palma de la mano. Entonces puede que sea ella la que se arrastre.

Entrevista a William Faulkner en Paris Review, 1956.

El escritor sólo se debe a su arte

¿Existe alguna fórmula para ser un buen novelista?
W. F.: Un noventa y nueve por ciento de talento… un noventa y nueve por ciento de disciplina… y un noventa y nueve por ciento de trabajo. Nunca debe sentirse satisfecho con lo que hace. Nunca es tan bueno como puede serlo. Sueña siempre y apunta más alto de lo que sabes que puedes hacer. No te limites a ser mejor que tus contemporáneos o tus predecesores. Intenta ser mejor que tú mismo. El artista es una criatura movida por los demonios. No sabe por qué lo eligen y suele estar demasiado ocupado para preguntárselo. Es completamente amoral en el sentido de que roba, toma prestado o pide de todos y de cualquiera para conseguir hacer su trabajo.

¿Quiere decir que un escritor tendría que ser completamente despiadado?
W. F.: La única responsabilidad del escritor es con su arte. Si es bueno será completamente despiadado. Tiene un sueño. Le angustia tanto que debe librarse de él. Y no logrará la paz hasta entonces. Hay que desecharlo todo: el honor, el orgullo, la decencia, la seguridad, la felicidad, todo, para conseguir escribir el libro. Si un escritor tiene que robar a su madre, no dudará en hacerlo; la «Oda a una urna griega» bien vale unas cuantas viejecitas.

Entrevista a William Faulkner en Paris Review, 1956.