Leer nos enriquece la vida. Con el libro volamos a otras épocas y a otros paisajes; aprendemos el mundo, vivimos la pasión o la melancolía.La palabra fomenta nuestra imaginación: leyendo inventamos lo que no vemos, nos hacemos creadores.Ahora nos gritan que vale más la imagen y con la televisión (la primera escuela) se inculca a los niños, antes de que hablen, los dos desafueros del sistema, la violencia y el consumo. Con esas cadenas el poder político y el económico nos educan para ciudadanos pasivos, sin imaginación, porque siempre es peligorsa para los poderes establecidos. Y ante esas imágenes carecemos de voz: no tenemos medios para televisar contrariamente mensajes de tolerancia y de sensatez.
Hace cinco siglos la imprenta nos libró de la ignorancia, llevando a todos el saber y las ideas. El alfabeto fomentó el pensamiento libre y la imaginación: por eso ahora nos quieren analfabetos. Frente a las imágenes impuestas necesitamos más que nunca el ejercicio de la palabra, siempre a nuesto alcance.
El libro, que enseña y conmueve, es además ahora el mensajero de nuestra voz y la defensa para pensar con libertad.
José Luis Sampedro.
En cierto modo los comentarios de Sampedro me recuerdan el libro «Panfleto contra la estupidez contemporánea» de Gabriel Sala, Ed.Laetoli