Una interesante reflexión de McCullough sobre el sentido de hacer novela histórica:
Siempre que el autor permanezca fiel a la historia y se resista a la tentación de volcar sus propias actitudes, ética, moral e ideales modernos sobre el periodo histórico concreto y sus personajes, la novela es un medio excelente para explorar una época distinta. Permite adentrarse en la mente de los personajes y recorrer el laberinto de sus pensamientos y emociones, un lujo prohibido para los historiadores profesionales pero que puede hacer comprensibles acontecimientos que de otro modo resultan inexplicables, misteriosos o incoherentes. A lo largo de estos seis libros he tomado los acontecimientos externos de algunas vidas muy famosas y he tratado de crear seres humanos creíbles, dotados de todas las complejidades que el sentido común dicta que debieron de poseer.
[Fuente: Epílogo de la autora a El caballo de César, 6º tomo de la serie sobre la caída de la república romana en la antiguedad]
Muy de acuerdo. Y eso que me entretiene la serie de Alatriste.
Siempre que […] se resista a la tentación de volcar sus propias actitudes, ética, moral e ideales modernos
Pues sí. Léanse si no las novelas de Pérez Reverte sobre el Capitán Alatriste: un nihilista del siglo XX en los Tercios de Flandes.
Y es que es tan, tan, tan, difícil que un novelista sepa realmente de historia y a su vez evite caer en estas trampas …