La función del protagonista es estar en conflicto con el antagonista y viceversa, nada más. Por ello la descripción de ambos necesita ser rauda y breve: el asesino andaba despeinado y vestía una polvorienta camisa amarilla; el coronel iba sin gorra y su rostro mostraba el cansancio de la noche sin dormir. Las demás características físicas las agrega el lector a partir de sus experiencias o sus elecciones ficticias: esa es su participación imaginativa. Hay que partir del supuesto de que el lector es inteligente y sensible; no hay que explicarle ni describirle todo porque, entonces, irá rechazando el cuento, aunque no se dé cuenta cabalmente de por qué. El lector completa lo que el cuento no dice. Así, pues, el escritor establece una frontera invisible entre el texto y el lector, sin entrometerse en lo que el lector puede deducir o suponer.
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Si el lector sabe todo de los personajes, cómo son, qué hacen, por qué, qué piensan, perderán todo misterio y, por tanto, interés.
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Si un personaje va a ayudar en la resolución de una historia, debe aparecer desde el principio; de otra forma el desenlace sonará falso.
[Fuente: Guillermo Samperio, “Cómo se escribe un cuento», 2008. Selección y orden propios]
Muy buen post. Me gusta la visón que tienes sobre el protagonista, es cierto que el protagonista debe hilar la historia hasta el final de principio a fin.