Personajes, 2 de 2

La función del protagonista es estar en conflicto con el antagonista y viceversa, nada más. Por ello la descripción de ambos necesita ser rauda y breve: el asesino andaba despeinado y vestía una polvorienta camisa amarilla; el coronel iba sin gorra y su rostro mostraba el cansancio de la noche sin dormir. Las demás características físicas las agrega el lector a partir de sus experiencias o sus elecciones ficticias: esa es su participación imaginativa. Hay que partir del supuesto de que el lector es inteligente y sensible; no hay que explicarle ni describirle todo porque, entonces, irá rechazando el cuento, aunque no se dé cuenta cabalmente de por qué. El lector completa lo que el cuento no dice. Así, pues, el escritor establece una frontera invisible entre el texto y el lector, sin entrometerse en lo que el lector puede deducir o suponer.
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Si el lector sabe todo de los personajes, cómo son, qué hacen, por qué, qué piensan, perderán todo misterio y, por tanto, interés.
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Si un personaje va a ayudar en la resolución de una historia, debe aparecer desde el principio; de otra forma el desenlace sonará falso.

[Fuente: Guillermo Samperio, “Cómo se escribe un cuento», 2008. Selección y orden propios]

Personajes, 1 de 2

Si un personaje no hace avanzar la acción, deberá ser eliminado.
Aunque, como ya he dicho, el cuento es concreto y no se puede permitir el lujo de personajes superfinos.
Los personajes son capaces de interesar a nuestros lectores porque se crea un proceso de identificación.

[Fuente: Guillermo Samperio, “Cómo se escribe un cuento», 2008. Selección y orden propios]

El tema del cuento, 4 de 4

Ahora sólo escribo sobre lo que me interesa. No busco temas: cualquier cosa en la que no pueda dejar de pensar es mi tema. Stendhal dijo que la literatura es el arte de la omisión, y omito todo lo que no me parece importante. Describo a las personas sólo en los términos de sus acciones, afirmaciones, ideas, sentimientos que me hayan escandalizado- intrigado-divertido-deleitado a mí mismo y a otros.
(Stephen Vizinczey)
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No seamos charlatanes y digamos con franqueza que en este mundo no se entiende nada. Sólo los charlatanes y los imbéciles creen comprenderlo todo.
(Antón Chéjov)
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En literatura no hay temas buenos ni malos, hay solamente un buen o mal tratamiento del tema.
(Julio Cortázar)

[Fuente: Guillermo Samperio, “Cómo se escribe un cuento», 2008. Selección y orden propios]