Ayllón

Hace años que sigo la pista de José Ramón Ayllón. Habla de cosas que me interesan y habla bien, es claro, ameno y hace pensar. He leído tres libros suyos, una novela sobre la muerte de César (Querido Bruto), estupenda introducción al mundo clásico romano; un libro que rastrea a Dios en la obra de escritores importantes (Dios y los náufragos) y una estimulante y amenísma antropología (En torno al hombre).

En su página web tienen más información sobre sus obras, así como sus recomendaciones de libros y películas. Echenle un vistazo, merece la pena.

Borges

Me voy una semana fuera y me llevo el tercer tomo de sus Obras Completas, edición del Círculo de lectores. Siempre me deja un poco frío pero me entusiasma su castellano. Juega en otra división. Malabarismo literario de un genio. Sin emoción. Sin vida. Libros sobre libros, sobre ideas, no sobre hombres. Asepsia. Culturalismo libresco. Imposible no admirarle aunque difícil amarle.

Monterroso, in memoriam

 Augusto Monterroso (1921-2003)

El año 19 a.d.C Horacio escribió su Epistola ad Pisones y consagró la contención como una de las más apreciadas aspiraciones poéticas. Monterroso leyó al romano en su adolescencia, en la biblioteca de su ciudad, una biblioteca “tan mala que sólo contenía libros buenos”, y desde entonces adoptó esa divisa y se lanzó a perseguir la perfección.

Luego leyó a Cervantes, y aprendió la manera de contar historias, y a Montaigne, y se contagió de su sabiduría e intuición, y a Swift, y heredó su humor inteligente, y a Esopo y a La Fontaine y a Iriarte, y se propuso rescatar la fábula como género de expresión.

Monterroso era pequeño y tímido, afable y generoso, parco y certero en el hablar, modesto y falto de vanidad como pocas veces se ha visto en un escritor, de un humor tan inteligente y contagioso y de una lucidez tan intuitiva que muchos escritores buscaban su trato y le tenían por maestro.

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