Márkaris

Que una editorial literaria como Tusquets se interese por policiacos y negros debe significar que encuentra en esos autores algo más que simple entretenimiento. También, lógicamente, que tienen que comer.

Encuentro que Mankell hace tiempo que cuenta la misma historia, pero las primeras no estaban mal. Ahora he probado con el turco Márkaris y su Accionista mayoritario.

No me ha cogido. La subtrama del secuestro de la hija del poli se resuelve pronto y sin emoción; la trama principal del asesino de modelos publicitarios se reduce a que se encuentran tres cadáveres y al final aparece el asesino. En fin, una desilusión. El personaje del poli (Kostas Jaritos) te cae bien, tiene una vida familiar inusualmente normal en su ambiente y no hay escenas desagradables de violencia. Pero la historia no tiene chicha, le falta gas. Dicen que la primera de la serie, Noticias de la noche, es mejor. Pero yo no estaré ahí para comprobarlo. ¿Es que en Europa nadie sabe hacer lo que los norteamericanos?

Out, de Natsuo Kirino


Sólo le pongo un regular a esta novela japonesa. Cuatro mujeres trabajan en el turno de noche de una fábrica de alimentos. Cada mañana vuelven agotadas a sus hogares donde les espera una vida familiar penosa. Llega la noche y vuelta a empezar. Sus vidas cambiarán drásticamente con el asesinato del marido de una de ellas. Masako es el carácter dominante del grupo. La policía no es la única que quiere descubrir al criminal: Satake, un matón del submundo del alterne y el juego ilegal, que se ve gravemente perjudicado por ese asesinato y Z, un antiguo compañero de Mariko y actual prestamista y buscavidas, tienen un enorme interés en conocer la verdad y aprovecharla en beneficio propio.

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Relatos de Murakami

Después de cinco novelas publicadas, Murakami ha pasado de escritor de culto a autor de ventas y de prestigio internacional. Algunos escritores le idolatran, los reseñistas no se ahorran halagos y su nombre aparece los últimos años cuando se habla del Nóbel. Ahora se publican estos veinticuatro relatos, escritos a lo largo de veinte años, entre 1986 y 2006. Murakami es imprevisible, busca siempre sorprender. Como ha reconocido, deja volar sus ficciones al ritmo del jazz, con continuas improvisaciones y vericuetos. El resultado puede ser una amalgama de historias estrambóticas y algo desconcertantes (Kafka en la orilla) o novelas más sólidas y terminadas (como Tokio blues). En el prólogo plantea que sus novelas, frondosas e incontenibles, son como plantar un bosque y hacer relatos como plantar un jardín, algo planificado y controlado.

Es el primer párrafo de una reseña que acabo de preparar para Aceprensa. Sólo había leído antes Kafka en la orilla y no me gustó nada: surrealista, obscena y confusa, a pesar del estilo fácil y agradable de la escritura. Estos relatos me han gustado más, sin entusiasmarme. El problema de Murakami empieza cuando pretende dar ideas, endebles y con una filosofía de almanaque: “el hombre únicamente se teme a sí mismo”, “todo, de lejos, parece muy bonito”, “una persona, desee lo que desee, nunca puede dejar de ser ella misma”, y cosas así. Para mi sigue siendo incomprensible el fervor que despierta este escritor, claramente sobrevalorado.