Leer, conversar, escribir

Oigo decir:

Para ser culto, lee, para ser ágil de mente, conversa, para ser preciso, escribe.

Me parece un aforismo incompleto. Me atrevo a matizar: lee bien, lo que merece la pena ser leído y reflexivamente, entendiendo e incorporando; conversa con quienes merece la pena hacerlo y sobre temas con sustancia; nada que añadir a lo tercero.

Promiscuidad lectora

Con los libros pasa como con las personas, sólo se puede querer mucho y de manera continuada a unos pocos. Los más, la mayoría de ellos, pasan por nuestras vidas como noticias en un periódico (sobre personas a las que nunca conoceremos), como vecinos en un ascensor (hola, adiós, ¿qué tal la familia?) o como compañeros de estudios o trabajo (relación amable, algún cafelillo, vidas aparte fuera de esos ámbitos).Así debe ser. Sólo nos entregamos de verdad (y viceversa) con unos pocos. Sólo guardamos fidelidad de por vida a algunas obras, a algunos autores. El consumidor de literatura es por naturaleza promiscuo e infiel. Aparentemente se deja llevar por cada canto de sirena, pero sabe bien que demorará poco tiempo en cada puerto. Caprichoso, voluble e inconstante, buscará incansable satisfacer su curiosidad, beber de muchas fuentes. No suelen bastarle las referencias de otros, quiere saber por sí mismo.

Continuar leyendo «Promiscuidad lectora»

Lectores de calidad

Me manda un amigo el enlace a este interesante artículo.

Se buscan libros y lectores de culto

Los editores tratan de captar a un público exigente con ediciones cuidadas de autores de prestigio
Las grandes casas lanzan sellos y colecciones para este sector
CARLES GELI – Barcelona – 04/01/2008REPORTAJE EN EL PAIS (Sección Cultura)