A la porra

¡Vete a la porra!

El modismo tiene su origen en el enorme bastón o porra que llevaba el tambor mayor de los antiguos regimientos. Aún hoy es posible verla en los desfiles militares en los que participa una banda de música. Antes, cuando ésta no desfilaba, la porra se dejaba a la puerta de las dependencias principales, que estaban cercanas a la prevención, el lugar donde los soldados pasaban el arresto por causas leves. El oficial ordenaba al castigado lo siguiente: «¡Vaya usarced a la porra, señor soldado!». La expresión era del todo correcta y usual, pero en la actualidad se emplea para echar de forma despectiva a alguien de nuestra compañía.

 

De capirote

Tonto de capirote

Expresión burlesca que se aplica a la persona muy necia e incapaz. El maestro Gonzalo Correas, en su Vocabulario de refranes, incluye la expresión bobo de capirote, diciendo que los bobos de esta clase son llamados así porque es común ponerles un capirote por burla. En este sentido, el capirote es un cucurucho de cartón cubierto de tela que llevaban en la cabeza los disciplinantes en las procesiones de cuaresma y llevan actualmente los que van a las de Semana Santa. Unamuno, en un artículo publicado en 1923, decía que tonto de capirote «es el que con un capirote o bonete puntiagudo hace de tonto en las fiestas. Es un tonto de alquiler y casi oficial». Pero no con poca razón el maestro Covarrubias señala que la palabra capirote no se refiere sólo al que llevaban los disciplinantes y se pone a los bobos, sino que es una cobertura de la cabeza de muy diferentes tipos, y utilizada con frecuencia por los médicos, los colegiales y universitarios, entre otros. Así pues, tonto de capirote es tanto como decir tonto graduado y que puede llevar el distintivo o capirote de doctor.

 

Pies en polvorosa

Poner pies en polvorosa

Existen diferentes versiones que explican el origen de este dicho, que significa huir o escapar con precipitación. Para algunos autores, la frase proviene de la nube de polvo o polvareda que se formaba en los antiguos caminos de tierra cuando alguien transitaba por ellos muy deprisa. Otros, sin embargo, fundan el dicho en el lenguaje de germanía o modo de hablar de los gitanos y rufianes, en cuya jerga la palabra polvorosa significa calle.

Pero existe otra versión más simpática que se apoya en el siguiente hecho histórico: preocupado por el avance musulmán, Alfonso III, el Magno, acudió con sus tropas a defender su territorio de los sarracenos. La batalla se libró cerca del río Órbigo, en los campos de Polvorosa, en Palencia. Las tropas del rey vencieron al enemigo, pero eso sí, ayudadas por un oportuno eclipse de luna, que atemorizó y desconcertó a los moros.